Hoy enalteciendo a un peñero: sencillo, culto, actor, director, locutor, guionista, escritor, productor, contador de historias, ah…. Y tiene escrita una novela que se llama ‘Carne, casta y sangre’, inspirada en la guerra de Los Mendoza y Los Maestre, que se desarrolló en el departamento de La Guajira, en la década de los 80.
Pronto saldrá publicada, es una historia fabulosa, que seguramente se convertirá en guión para una película o serie de televisión: Rafael Bolívar Acosta Arias, ‘John Bolívar’.
Aunque su madre lo dio a luz en Valledupar. Cesar, y aquí ha vivido la mayor parte de su existencia, aclara con vehemencia, que no nació en La Peña, pero como sus raíces están allá y los momentos más felices de la historia de su infancia y juventud los ha pasado en ese bonito caserío, es de allá y punto; todas las temporadas vacacionales las disfrutó allí, voló cometas, jugó fútbol, a las escondidas, a la lleva en el río, al compai quemao, compartió un juego que no ha debido acabarse nunca, con sus familiares y amigos, aquel donde después de escuchar las transmisiones por radio de la Vuelta a Colombia, cada uno se identificaba con un ciclista.
Su nacimiento fue exactamente donde queda el estanco ‘La Ceiba’, en el primer barrio de invasión que existió en Valledupar el renombrado Primero de Mayo, en una casita de tablas. Su crianza fue siete cuadras más adelante donde su abuela tenía una casa grande, donde vendía comida a los empleados de la zona de carreteras, y a otros más, estaba ubicada en la 24 con Avenida Simón Bolívar.
Llegó al mundo el 11 de octubre de 1964. Su padre: Rafael Joaquín Acosta Mendoza, peñero de cepa, y su madre: Ninfa Leonor Arias Ochoa, patillalera, hermana del líder cívico Fermín Arias. Está cruzado, no tenía de dónde salir artista, lo dice sonriendo, La Peña, Patillal y La Junta en el centro, poblados donde el talento mana como manantial de agua dulce, tiene un hermano de padre y madre: Robín David, su madre se quedó con él, y se fue a vivir con su abuela.
A temprana edad estuvo muy enfermo, nos cuenta John, a punto de morirse, su madre, su abuela y otros familiares lo llevaron a la iglesia de las Tres Avemarías de Valledupar, buscando ayuda de Dios, allí oficiaba un sacerdote español, quien pregunta cómo se llamaba el niño, le respondieron que John, como así, ese nombre no aparece en la Biblia afirmó, vea como se llama el padre, Rafael, y el abuelo Bolívar, bueno pongámoslo Rafael Bolívar.
En su barrio y la familia, le siguieron diciendo John, estudió hasta cuarto de primaria con ese nombre: John Jairo Acosta Arias, en quinto de primaria, para graduarse, exigían el registro civil, o la partida de bautismo, en el colegio le llamaban Bolívar pensando que era su segundo nombre y en su casa la familia le decía John, se fue juntando el ‘John Bolívar’ de ahí viene el nombre, pues todos lo empezaron a llamar así, y lo asumió sin estar buscando un nombre artístico surgió, lo mejor es que ha gustado, me siento muy bien con él.
Sus inicios como actor fueron a los 12 años. Descubre que quiere ser actor, y decide serlo. “No me encontré esto en un tamal ni en cualquier parte, ni por chistoso, no señor, no me había dado cuenta que eso era lo mío y lo encontré, estábamos en una obra de teatro que estaban montando en el colegio, y un amigo con el que me transportaba pues tenía moto, y en ese tiempo era un privilegio tenerla, debía presentar un monólogo, el ensayaba delante de mí, pero era malo, Yo me reía, hasta que le dije vea hermano, tú lo que tienes que hacer y decir es esto, de tanto escucharlo me aprendí el libreto, el profesor me escuchó y observó que lo hacía muy bien, me propuso enseguida que hiciera el papel de mi amigo, pero el personaje requería un vestido entero, y mi papá no tenía dinero para eso, el rector del Gimnasio del Cesar, institución donde estudié mi primaria y hasta cuarto de bachillerato Mario Cotes, se enteró y me llamó. Y me dice no te preocupes por el vestido el colegio te lo suministra, me enviaron a la Sastrería Cesar a tomar las medidas, me quedó perfecto, el 30 de noviembre de 1977 me presento en la casa de la Cultura de Valledupar, y cuando me aplaudían sentí un mariposeo en el pecho y se me bajaba por el estómago”, narró.
Su diploma de bachiller lo obtuvo en el colegio Loperena, de Valledupar, es de la promoción 1982, quizás el más destacado de esta promoción. Al enfocarse en la actuación se pintaba en los Estados Unidos, o en Europa, preparándose para director o para la actuación, desde el Gimnasio del Cesar comenzó a dirigir, le dieron muchas veces la oportunidad para hacerlo, y gustaban mucho las obras de teatro que dirigía.
Hubo temporadas no tan buenas y para aprovechar el tiempo libre se matriculó en el Sena, estudió Administración Agropecuaria, salió y estuvo a punto de ingresar a la güerilla del M 19, pues le parecía injusto que alguien talentoso como él, no consiguiera trabajo, pero gracias a Dios no lo hizo, pues es incapaz de matar a alguien para eso “soy cobarde’ afirma.
Aunque es de los Mendoza Bravo, los que nacieron en Caracolí Sabanas de Manuela, La Guajira, resolvió irse a probar suerte a Bogotá, entró a la Universidad Distrital, estudió allí dos semestres, luego ingresó a la Corporación Colombiana de Teatro, donde terminó toda la escuela de teatro.
Su primer papel en televisión fue en la telenovela fue en ‘El siete mujeres’, un papel pequeño, que no le gustó mucho, pero debutó como asistente de dirección.
Cuando aprobaron el proyecto de Escalona, su director Sergio Cabrera lo llama y le pide que sea su asistente, hicieron tres proyectos juntos, aprendieron los dos de cada uno y se convirtieron en buenos amigos.
Dice con satisfacción que ha trabajado en 8 películas de cine. La música preferida de ‘John’ es la nativa, y sus músicas preferidas son las que huelen a boñiga, a corral, es decir la vallenata, la ranchera, la llanera, su artista vallenato preferido es Jorge Oñate; también es amante del rock, y el jazz.
Es feliz y se siente orgulloso cuando le dicen peñero, pues en ese pequeño y hermoso pueblo, pasó los momentos de mayor satisfacción y ventura en su niñez y juventud, un ser humano autodidacta, quien decide ser actor, productor, guionista, director, con empeño y perseverancia lo logra, un verdadero ejemplo.
El éxito se consigue explotando los talentos que Dios nos da y John lo corroboró. Aplausos para este gran artista de teatro, cine y televisión, sí puede triunfar un provinciano en Colombia trabajando con perrenque y verraquera ‘Jhon Bolívar’ lo demostró.