Desde antes del inicio de nuestra época republicana (Carta de Jamaica, 6 de septiembre de 1815), cuando el padre de la patria Simón Bolívar, luchaba por la libertad de los pueblos, fue su sueño conformar una unión de repúblicas que nos diera mayor fortaleza para desarrollarnos (Congreso Anfictiónico de Panamá 1826).
Incluso, para defendernos de Estados Unidos, que él ya veía como una amenaza para nuestros pueblos (Carta al coronel Patricio Campbell, Ecuador, 5 de agosto de 1829). Desde esos años, han sido múltiples los intentos de connotados líderes latinoamericanos que han planteado esa anhelada unidad, pero quizás quien mayor esfuerzo realizó en nuestros tiempos, fue sin duda alguna el expresidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías.
Chávez lideró desde el inicio de la década de 2000 con otros presidentes como Néstor Kirchner de Argentina, Luiz Lula Da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, entre otros presidentes, la conformación de lo que se conoció como el Socialismo del Siglo XXI, creando la Unión de Naciones Suramericanas conocida por su sigla Unasur y un canal de televisión, Telesur, entre otros mecanismos de integración.
A pesar del esfuerzo en tiempo y dinero no fue posible consolidar la unidad. Quizás entre otras razones, porque los Estados Unidos veían como una amenaza el hecho de que los procesos políticos nacionalistas reivindicaban el socialismo, muy cercano ideológicamente a la isla de Cuba presidida por Fidel Castro; por ello, opinan expertos internacionalistas, que el país del norte ha venido realizando todo tipo de estrategias para desestimular la unidad.
Con el triunfo electoral de Gustavo Petro y Francia Márquez se dio inicio por primera vez en la historia de nuestra época republicana de un gobierno de izquierda.
El presidente Petro ha venido demostrando un pragmatismo político que le permitió, primero en las elecciones, tender puentes y hacer pactos o acuerdos con diferentes sectores sociales para sumar electores. Ahora desde el Gobierno, sigue en esa misma dinámica pragmática en la búsqueda de gobernar obedeciendo el mandato popular para el cambio, pero sin atropellar los derechos de los opositores.