Desde que se halló desviar el verdadero poder curativo y uso de plantas milenarias, utilizadas de hace más de 500 años por nuestros aborígenes en su forma natural, para sacar provecho de poder, dinero, destrucción, destierro y muerte. Generando con lo anterior, una gran “empresa lucrativa” de la muerte. Con tentáculos en casi todos los poderes y ramas del poder, que amenazan y tienen en vilo la democracia participativa y el estado social de derecho, que por fortuna, aún impera en países del mundo.
La política y las mafias se están adueñando y destruyendo lo que en su momento de historia Aristóteles llamó: democracia. Ese maldito binomio, hoy tiene en jaque el desarrollo y avance de los pueblos. Intenta acabar con las economías productivas milenarias, la de cultivar la tierra para tener seguridad y productividad alimentaria de la población. Los que se hacen hoy llamar los defensores de derechos y prometen en sus campañas al poder, cumplir a cabalidad con la constitución, hoy se ven inmersos en nexos, lapidados en la picota pública y con adherencias innegables con los tentáculos de las mafias que se han enquistados en los países en vía de desarrollo.
Hoy, hemos visto como el presidente actual de México, López Obrador, fue denunciado ante la ONU y Cidh, por partidarios de su mismo partido por tener, según ellos, una connivencia con las mafias organizadas mexicanas, que cual oeste norteamericano fílmico, señalan, ejecutan y masacran, a todo aquel que se interpongan en sus objetivos y amigos políticos. Sin que ninguna autoridad legalmente creada no arrojen resultados positivos alguno.
En las pasadas elecciones del Perú, la muerte de líderes y candidatos a los comicios celebrados, trajo consigo una estela de sangre. Los dirigentes asesinados eran contrarios aintereses y aventajaban a quienes querían seguir anclados al poder. Fue solo hasta un mes, el pueblo peruano supo quién era su presidente elegido en un ambiente democrático. Pero a pesar de ello, la derecha aún se resiste de haber sido destronada por un profesor de provincia.
En Colombia, hemos sido testigos de la relación macabra entre funcionarios públicos, fuerzas estatales, instituciones de control y vigilancia, políticos, jueces, magistrados y demás, con presencia en nómina de los corruptos, narcos y asesinos a sueldo cobijados en gruposorganizados armados por fuera de la ley. La presencia de laboratorios de producción de coca, agentes policiales cuidando y protegiendo cargamentos de drogas, altos funcionarios de la rama judicial vendiendo al mejor postor casos y fallos judiciales, tienen al borde del precipicio a nuestra democracia. Al parecer, en nuestro país tenemos una monarquía disfrazada de democracia. Hoy se nombran y eligen a funcionarios por apellidos, nombres, camisetas, gorras, caras bonitas, por el que diga el otro, y no por títulos, preparación, ideas, pensamientos o experticia. Condenando al pueblo a ser siempre eso, pueblo.
Creemos que este tipo de prácticas perversas se ha irrigado como plaga por todo nuestro país. Las gobernaciones y alcaldías no escapan a esta plaga. El asesinato de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y funcionarios honestos, que llegan al poder popular han sido vilmente sacrificados, peor aún, sin que las ías, que constitucionalmente fueron creadas para proteger al común ciudadano, no operan. Me trae el triste recuerdo de aquel alcalde que avisó, denunció yseñaló con nombre propio, en vivo y en directo por televisión, en un consejo comunitarioa su asesino, pero que nadie quiso escuchar, fue asesinado.Pero el delincuente señalado disfrazado de político, aún no paga ese castigo social.
Los ciudadanos, que somos los que ponemos o bajamos de un trono aun candidato, somos los que tenemos que reflexionar a quien elegimos. Al parecer, hoy no estamos eligiendo políticos, sino mafiosos. Y como tal, la sociedad tiende a girar a esa administración mafiosa que solo busca el bienestar de unos pocos, perpetuarse al poder a toda costa y se ríe de la desgracia de los demás. ¿Seguiremos votando por quienes nos roban el sueño de progreso y futuro de nuestros hijos?, ¿Seguiremos votando por quienes nos roban el presupuesto de la salud y educación? Pueblo colombiano ya estábueno de elegir mafiosos y ladrones, de elegir gatos disfrazados de ratones para que cuiden el queso.Es hora de elegir políticos.