Hace unos días en un grupo de empoderamiento femenino del que hago parte, una integrante llego con una queja particular sobre la discriminación laboral a la que somos expuestas las mujeres, de inmediato muchas voces se sumaron a la queja con sus experiencias, todas atropelladas por episodios difíciles que nos alejan de la equidad de género por la que tanto estamos luchando.
Hasta ahí todo estuvo bien porque de una u otra forma la queja nos permite saber en donde duele y que está mal; luego de esos intercambios de opiniones, paralizo la efervescencia y el calor de los comentarios un apunte muy sabio, el cual me lleva a desarrollar esta reflexión.
Una mujer muy linda en medio de tantas quejas, amorosamente y sin herir susceptibilidades invita a hacer parte del cambio, es decir que desde la posición en la que estemos no permitamos que malos actos y atropellos se presenten, que generemos espacios seguros para que las mujeres puedan seguir transcendiendo laboralmente y logren conseguir ese lugar propio que se encuentra limitado, esto permitirá que desde el ejemplo se deje un punto claro de acción que nos permita alzar la voz no desde la queja si no desde una posición asertiva, en pocas palabras generar espacios de solidaridad entre mujeres: sororidad.
He aquí mi punto de reflexión, para todas y todos, porque este escenario aplica en cualquier situación que se nos presente en la vida. como les decía anteriormente la queja es buena para identificar lo que está mal, pero quedarse sumidos en ella y en los dolores que esta produce nos hacen parte de esta problemática que aqueja al mundo y no le permite evolucionar como quisiéramos, porque para avanzar en la vida se debe identificar lo que no está funcionando bien y tomar acciones que permitan que se generen oportunidades de mejora, es de la única manera en la que podemos aportar desde nuestra posición a que las cosas sean diferente, en pocas palabras es convertirnos en parte de la solución no del problema. Ya no es momento de preocuparse, si no de ocuparse para que nuestras acciones aporten positivamente.
Hace poco le escuchaba a una entrenadora de autoestima que decía: todos en la vida tenemos problemas, el secreto está en la manera de afrontarlos. Esta afirmación es cierta, si afrontamos los problemas desde la queja siempre estaremos sumidos en la preocupación y no tendremos una solución efectiva porque nublamos el pensamiento por consiguiente nuestras acciones con miedos y temores; si no aceptamos los problemas y solo nos dedicamos a buscar a quien culpar, estaremos trasladando las responsabilidades a otros y asumiendo un rol de víctima, sin encontrar solución alguna; pero si afrontamos las dificultades desde la gratitud sacando lo positivo de las situaciones, podremos crecer en experiencia, buscando una solución eficiente desde lo aprendido, gestionando nuestro conocimiento para que en adelante no choquemos con estas mismas piedras; esta es la base fundamental para las lecciones aprendidas de la vida.
Entonces llegamos al punto de decisión. ¿Qué debemos enfrentar para ser parte del cambio? No podemos esperar que las personas actúen de otra forma si yo no estoy dispuesto a cambiar, el buen ejemplo es la fuente generadora de inspiración más grande que existe. Es momento que seamos responsables de nuestras acciones y no estemos todo el tiempo centrados en la queja, las críticas y las excusas que solo nos llevan a estar en un mundo en el que nos dedicamos a buscar culpables.
Que ya no nos de miedo ser entes generadores de cambio y no seamos resistentes a las mejoras de la vida, el que avance y de el primer paso aunque se equivoque gana experiencia, este primer impulso seguramente no te llevara al lugar que tanto has soñados pero si te sacara de esa zona de confort donde te estancaste y de la que debes salir si quieres transcender, ser parte del cambio es caminar hacia las cosas maravillosas que han de esperar a las personas decididas que sueñan con un mundo mejor y que están fortalecidos con una coraza de hierro para enfrentar las críticas de algunos desocupados que solo viven en la queja, infundiendo temor, reprochando a los demás, buscando el error y exigiendo lo que no se merecen. Usemos esas piedras que muy seguramente estarán en el camino para construir castillos con bases sólidas y marquemos la diferencia, seguramente hay personas que esperan ver cómo te fortaleces para seguir tus pasos.
Desde el momento que decides tener iniciativa y te cuestionas sobre que puedo aportar yo para que todo mejore. ¡Eres parte del cambio!