El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) adaptó el artículo 13 de la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas) el concepto de enfoque diferencial, como “una perspectiva de análisis que permite obtener y difundir información sobre grupos poblacionales con características particulares en razón de su edad o etapa del ciclo vital, género, orientación sexual, identidad de género, pertenencia étnica, y discapacidad, entre otras características; para promover la visibilización de situaciones de vida particulares y brechas existentes, y guiar la toma de decisiones públicas y privadas”.
Así mismo toma el concepto de enfoque de interseccionalidad de la Sentencia T-141-15 de la Corte Constitucional, como es “una perspectiva que permite conocer la presencia simultánea de dos o más características diferenciales de las personas (pertenencia étnica, género, discapacidad, etapa del ciclo vital, entre otras) que en un contexto histórico, social y cultural determinado incrementan la carga de desigualdad, produciendo experiencias sustantivamente diferentes entre los sujetos” y es en esos dos conceptos donde quiero enfatizar este texto sobre mi más reciente visita al Hospital San José de Maicao (La Guajira) el que por años estuvo llamado a ser un ‘elefante blanco’ por los malos manejos en su administración y que conllevaron y justificaron su intervención, perdiendo así el departamento de La Guajira la oportunidad de convertirlo en el hospital de alta complejidad del Caribe.
Digamos que se aplazó esa prospectiva que visionó el gestor de su construcción, José Octaviano Liñán Murgas, y por otro lado, de ser el hospital por antonomasia del pueblo wayuú, el que desde su construcción inicialmente como centro de salud en los tiempos del general Gustavo Rojas Pinilla atendió a cientos de wayuú que acudían a conocer otra forma alternativa de sanación.
Frente a urgencias del Hospital San José de Maicao, fue construida y habilitada por el gerente interventor actual, Larry Laza, una gran enramada, con un propósito humanitario y por supuesto en ejercicio del enfoque diferencial. Ahí duermen los acompañantes de los pacientes wayuú programados para cirugía y también el acompañante de la madre, abuela o tía del menor con desnutrición, mientras ella está con el niño en el área de recuperación nutricional, proceso que puede tardar semanas, el sentirse acompañadas mientras su hijo, sobrino o nieto se recupera les brinda la confianza necesaria para apoyar en el proceso de recuperación.
Para narrar en lo que respecta al enfoque diferencial al interior del Hospital San José de Maicao, conté con el apoyo de Diego Armando Durán, funcionario del citado centro asistencial, quien me contaba con entusiasmo los logros que se han tenido, que si bien no llegan a tener una cobertura universal en el pueblo wayuú, en gran parte por nuestra forma de ver el mundo y por las experiencias vividas en el área urbana no solo de La Guajira, sino en otras ciudades capitales del país, hay avances como la permanencia de los menores hasta lograr el peso ideal.
Lo que personalmente me frustra como miembro del pueblo wayuú es el regreso del niño o niña a su comunidad ¿Estarán preparados para su retorno? ¿Qué medidas tendrán sus padres para con el menor rescatado de la muerte de ahora en adelante? ¿No volverá nuevamente con los síntomas de desnutrición al centro de recuperación nutricional de donde una vez salió saludable?
Es necesario que tanto el Hospital San José de Maicao como las instituciones prestadoras de salud, muy especialmente las indígenas (Ipsi) hagan una inmersión en el territorio wayuú. Hay comunidades principales dotadas de los espacios abiertos donde se pueden establecer hospitales de campaña a largo plazo, por no decir permanentes, para implementar y ejecutar sus planes de promoción y prevención, identificar y rescatar a los protagonistas de este despliegue del gobierno ‘Potencia de la Vida’: Los niños y niñas wayuú con signos severos de desnutrición.
Llegar adónde se tiene que llegar, no solo adónde han podido llegar cientos de ancianos, niños, niñas, madres gestantes, los están esperando. No esperemos universalidad de la salud en el pueblo wayuú cuando no se implementa el enfoque diferencial y una de las tareas es ingresar a territorio con un equipo idóneo que le brinde la confianza a la población objeto.
Hay voto de confianza en el gerente actual del hospital, Larry Laza, ya que construir una hermosa enramada que abriga en las noches y protege del sol en el día a quienes se desplazan desde sus comunidades ubicadas a más de treinta kilómetros hasta el hospital, buscando otra forma alternativa de sanación, es sin duda un paliativo a quien espera ver recuperado a su anciano padre, a su desnutrido hijo, a su parturienta hermana, porque la salud es el primer derecho conexo con la vida.
De los espacios que hoy ofrece el Hospital San José de Maicao está la zona lúdica, hermosa, genuina, intercultural. Los juegos, las tradición oral, los colores vivos y pasteles motivan al menor en su recuperación, quizás porque no he tenido la oportunidad de conocer un espacio así en otros hospitales, es que este me parece un descubrimiento o quizás es un espacio con el que no cuentan los otros hospitales de La Guajira, si no lo tienen, no demoren en hacerlo.
No me queda más que esperar que desde el Hospital San José de Maicao se geste la vida, así como la pequeña Valentina, la única niña wayuú presente en un evento con el ministro de Salud y el embajador de Japón en el Hospital San José de Maicao, el pasado primero de julio.
Debo decir que Valentina se robó la atención de la 0ficina de Prensa de Presidencia, del Mministerio, de la Embajada del Japón y de casi todos los visitantes. Creo que di licencia para que después todos se tomaran una foto con ella. Miré su bello rostro y pellizqué suavemente sus suaves mejillas, revise sus uñas, escuché su voz y traté de escuchar los latidos de su corazón y respiración, es una costumbre que he desarrollado desde que soy madre, examino desde mi instinto la salud de los niños. Así como Valentina deberían estar todos los niños y niñas wayuú.
La comunidad maicaera espera que el alcalde o alcaldesa entrante del municipio de Maicao recupere la primera sede del Hospital San José de Maicao, ubicado en el barrio El Carmen, que esté en sus programas de gobierno tal recuperación como una de las metas a alcanzar.