Nuevamente se han presentado hechos delictivos contra la integridad y la vida de varios turistas que visitan La Guajira en esta época de vacaciones. En el último lamentable hecho, ocurrido el pasado 7 de enero, dos turistas, uno de ellos un niño de 5 años, fueron heridos con impactos de balas en presunto atraco en la vía que de Uribia conduce al icónico Cabo de la Vela. En días previos a este hecho varios miembros de tres familias fueron atracados y maltratados por delincuentes que realizan sus actividades delictivas en la misma área geográfica. En años anteriores, en la misma época del año, y en Semana Santa, se presentaron detestables hechos similares, con fatalidad resultante en alguno de ellos.
Es muy lamentable que ocurran estos hechos, que además de atentar contra el derecho fundamental a la vida de las personas, amenazan la estabilidad de las actividades económicas y los servicios del sector turístico de La Guajira, del cual obtienen su sustento muchas familias, y para la mayoría de ellas es su única fuente de ingresos. Pareciera que en las autoridades locales y las comunidades no existiera el entendimiento y la concientización del principio elemental que nos indica que si no hay seguridad no habrá desarrollo y crecimiento del turismo, y por ende habrá menores oportunidades de ingresos. Sin dudas, y utilizando una expresión conocida en la región, si no se previene y controla la recurrencia de estos hechos se estará contribuyendo a “matar la gallina de los huevos de oro”.
Sin seguridad de nada servirán las suigéneris características geográficas, culturales y sociales, con paisajes indescriptibles y playas paradisiacas, las artesanías y danzas ancestrales y la deliciosa gastronomía con las que cuenta La Guajira, que la convierten es una tierra exótica que despierta un inusitado interés por visitarla, tanto en turistas nacionales como internacionales. Ahí radica su enorme ventaja comparativa y su gran potencial.
Poco aportan las tardías reacciones de las autoridades competentes para capturar a los responsables, ofreciendo millonarias recompensas cuando el daño ya está hecho. Es de suma importancia implementar una estrategia preventiva, que por supuesto debe liderar la Gobernación de La Guajira, a través de la Dirección de Turismo, y la Secretaría de Asuntos Indígenas, en coordinación con las autoridades militares y de Policía. Por supuesto que el sector privado, con la Cámara de Comercio, el gremio de operadores turísticos e inversionistas, las organizaciones y comunidades indígenas, con sus autoridades tradicionales abordo, tienen un rol protagónico clave para lograr los objetivos y metas que se acuerden conjuntamente.
El principal objetivo debe ser fortalecer la confianza de los potenciales turistas en este territorio. Esa confianza solo será posible si en el imaginario de ellos existe la convicción de que en este territorio tendrán la suficiente seguridad para su integridad y sus vidas. Ese es el primer elemento clave para atraer a los turistas. Si no tienen esa confianza será difícil motivar a muchos potenciales turistas a que visiten, conozcan y disfruten estas exóticas tierras. Es por ello por lo que los guajiros y las autoridades competentes no podemos permitir que se repitan esos tristes y lamentables casos de inseguridad atentatorios contra la integridad de los visitantes.
Lo anterior debe complementarse con acciones orientadas a crear una cultura de acogida agradable al turista, mejorando la actitud de servicio y fortaleciendo de la calidad de los servicios turísticos, como el transporte terrestre, el alojamiento, la alimentación y las actividades de entretenimiento.