Por Rodrigo Daza Cárdenas
Probablemente habrá voces iguales o más autorizadas que la mía para plantear también lo que voy a proponer y lo harán con narrativa diferente, pero lo que sí quisiera es que haya coincidencia en que este próximo 2 de febrero en Riohacha debe ser de provecho y compromisos con la ciudad y con el resto de La Guajira.
He tenido la fortuna de conversar con algunos amigos riohacheros contemporáneos y con mayores y menores que yo acerca del cambio de celebración que ha tenido el día de la ‘Vieja Mello’ pasando de una antigua tradición religiosa cristiana a una conmemoración política y farandulera con poco o escaso valor espiritual y de fe, y que ha convertido el atrio de la catedral en pasarela snobista perdiéndose la usanza de ser punto de encuentro de amigos y familiares alrededor de la devoción y respeto por la santa patrona. La mayoría de ellos no precisan desde cuando se dio esa voltereta y pasó de fiesta patronal a escenario de precandidatos, de lanzamiento de candidaturas y acuerdos y coaliciones, verosímiles e inverosímiles.
Y es eso lo que hemos vivido hace varios años. Nos hemos acostumbrado a que concurra parte de la dirigencia política del Departamento a visibilizar candidatos o a sumarse a barras para hacer volumen y mostrar apoyos masivos.
Los partidos y movimientos políticos, o los precandidatos y candidatos organizan eventos políticos sociales con varios fines, por ejemplo, algunos para refrescar vínculos y ondear banderas; otros para inyectar partidismo a los copartidarios y poder contar, en lo posible más adelante, con sus apoyos; otros lograr la asistencia de líderes regionales apetecidos electoralmente y de esa manera “cuando haya que adelantar negociaciones o acuerdos esté suavizado el terreno y sean posible los acercamientos por los puentes que se han tendido”.
Todo esto demanda transporte, infraestructura dotada, comida, música y el infaltable “traguito”. Se dan discursos largos y viejos, se lanzan propuestas con nuevas frases y palabras de motivación; se presentan los candidatos y comienzan a jurar sus compromisos.
Como vienen líderes de talla nacional y parlamentarios de otros departamentos que pescaron votos aquí, a esos se les da es “la papaya” cada 2 de febrero de volver a La Guajira y siempre vienen uno o dos o tres años después de su elección, con las manos vacías.
En esos eventos nuevamente se esbozan las mejores y más audaces soluciones para las carencias y necesidades insatisfechas de La Guajira. Se promete otra vez el oro y el moro en los discursos y al final de ellos nos queda la ilusión que La Guajira y sus municipios pronto serán “unas relucientes tacitas de plata” y se nos acabará la pobreza multidimensional, la pobreza monetaria; se pondrán en marcha las grandes y reivindicadoras obras para nuestras comunidades, y como los eventos terminan en la tarde y noche, ya con unos cuantos “traguitos” en la cabeza, los asistentes salimos convencidos, por lo que dijeron, ¡que se acabará la horrible noche y lo que viene es progreso y cambio! Bastantes promesas.
Mi propuesta es que este 2 de febrero se deben organizar eventos distintos. Primero, propiciar el rescate y exaltación de la tradición cristiana y hacer renovación de votos de fe en la patrona. Segundo, la alcaldía, la gobernación y cada partido político deben organizar encuentros con los funcionarios locales y departamentales y los parlamentarios nuestros y foráneos para que informen sobre las próximas inversiones gestionadas y financiadas para Riohacha. Que nos muestren proyectos viabilizados, no titulares. Que tengan su debida aprobación de financiación y listos para ejecutar, o con la gestión cierta y creíble para suplir los ingentes problemas de la capital, como, por ejemplo: solución definitiva o complementaria a la pésima prestación de servicios públicos esenciales. Soluciones de vivienda con urbanización bien planeada de las zonas subnormales y de asentamientos vulnerables con espacios y medidas sociales para educación, salud, saneamiento básico, deporte y recreación. Mejoramiento o reemplazo de la terminal de transporte y mercado público. Soluciones para aprovechamiento integral del mar.
Deben mostrarnos el proyecto viabilizado y financiado para el mejoramiento vial de La Guajira, caso Río Pereira- Cuestecita; Cuestecita-La Florida; La Florida-Distracción.
También la financiación del proyecto y compromiso insalvable de la ejecución de los distritos de riego de la represa del río Ranchería.
En fin, que cada partido desde ya comprometa a sus parlamentarios para que vengan y nos muestren los proyectos que han trabajado para Riohacha y La Guajira. Igual la administración local y la regional que preparen a sus informes.
Que reposen en Planeación Departamental y Municipal los documentos viabilizados para revisarlos y hacerles seguimiento por parte de los líderes guajiros.
Que sepan que lacran públicamente un compromiso con el pueblo guajiro y si hay incumplimiento, publicitarlo ante la comunidad y decirle que por incumplido y falsarios no podemos volver a votar por esos parlamentarios. Y si cumplen, también decirlo a voz en cuello.
¡Nada de festejos, nada de francachelas y nada de agasajar a nadie! Que este 2 de febrero sea un espacio de compromisos para cambiar.