Por Martín Nicolás Barros Choles
El oro seguirá brillando en el mundo financiero en garantía de amparo en las emisiones de billetes, conforme venía ocurriendo antes de los años 70 y fue sustituido por el petróleo sobre el mercadeo global, comprometiendo y acaparando los EE.UU., las grandes producciones internacionales, blindadas con infraestructuras militares dispuestas a amenazar, intervenir, invadir como piratas y provocar conflictos bélicos imponiendo legislaciones prohibitivas con prácticas de castigos sancionatorios en los regímenes financieros y comerciales, por incumplimientos imperiales condicionados.
Nada es eterno en la vida, transformándose y evolucionando en diversas novedades y cambios, de altos y bajos calibres. Los imperios también se desboronan por efectos sustitutos. El oro nuevamente se constituye en amparo económico de las monedas circulantes en las compras y cambio comercial.
El petrodólar viene en picada por la sustitución forzosa y obligatoria de erradicar el consumo de combustibles fósiles y carbón; por acuerdo entre naciones fundamentado en el cambio climático, que genera recalentamiento progresivo. La desarticulación del dólar es una bomba de tiempo que afecta la economía de muchos países que rigen por el sistema de cambios en dólar, lo cual va a repercutir en los negocios internos e internacionales, por los desmontes de los sistemas operativos de transacciones monetarias y valores equivalentes. ¿Cómo se impondrá los EE.UU. frente a la China, respaldando su moneda con oro, en competencia, sobre las ventas de petróleo cotizadas en bolsa de valores financieras?
El uso de las energías naturales, eólicas, solar y otras, coadyuvado con el cierre de los mercados en las demandas de consumo de hidrocarburos y carbón, liberan de hecho compromisos y acondicionamientos impositivos y obligatorios, establecidos con el uso del petrodólar por los Estados Unidos. Rusia, China y Arabia abrieron ofertas a la comercialización de oro para acuñar y respaldar su moneda en desafío a las competencias de ofertas y demandas de mercados. EE.UU., con el presidente Donald Trump, se está rezagando en no entender la realidad viviente sobre las amenazas del recalentamiento de la tierra; aferrándose a provocar y cazar disputas y guerras.
La caída del petrodólar desvanece el dominio imperante de los EE.UU. El presidente Trump se obstina a ignorar de manera caprichosa el peligro eminente que nos acecha del medio ambiente, para prevenir catástrofe natural. Si los Estados Unidos quieren evitar un desplome traumático del petrodólar, debe comenzar de nuevo con acuñar oro, diamante, plata, esmeralda o cualquier metal precioso de valor, para que amparen las emisiones de dólares.
El Banco de la República de Colombia, en vez de comprar dólares, debe comprar oro, para acuñar y respaldar la cotización del peso colombiano y pagar la deuda externa. En la compra de petrodólares se han invertido billones de pesos en moneda extranjera, que ser cambiada por la compra del oro que se explota en el territorio nacional, para no perder el valor adquisitivo antes que se desvalúe el dólar en el futuro.