Ahora que me encuentro en esta etapa de la vida, en la que puedo analizar con más calma y detenimiento muchas cosas, en la que puedo viajar, conocer y estudiar las tradiciones de los pueblos de mi región, quiero compartirles algunas reflexiones de lo que he visto que está pasando con algunos eventos culturales y folclóricos del Cesar y La Guajira.
Les hablaré de cuatro eventos folclóricos nuestros, el Festival de la Paletilla, el Festival de la Tinaja, el Festival del Arroz y el Festival de la Patilla. Inicio por este último, cuya versión 35 se realizó el fin de semana anterior en el corregimiento de La Peña, municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, y al que asistí por primera vez.
Cuando escuché hablar del Festival de la Patilla, mi principal motivación para trasladarme a La Peña fue sin duda el gusto especial que tengo por esa fruta, dije: me voy a dar un banquete de patilla y me imaginaba la plaza principal del pueblo rodeada de mucha variedad de este producto, esperaba encontrarme con concursos de tamaños, colores, productos derivados de la patilla, en fin, un verdadero festival de la patilla. Al llegar recorrí el parque principal del pueblo y no encontré un jugo de patilla que me quería tomar, había venta de todo, menos de patilla.
Estuve también en el Festival del Arroz que se celebra en el corregimiento de Badillo, municipio de Valledupar, Cesar, y ya les comenté en mi columna anterior la decepción que me llevé al ver que el evento se hace en el parque público principal, pero es totalmente privado, al punto que encierran totalmente la plaza, cobran el ingreso y además le ponen plásticos al encerramiento para que el público que no paga no pueda ver, ni de lejos, los concursos y el evento. Aquí si hacen concursos de productos derivados del arroz, premian a la mejor preparadora de arroz y le dan aún trascendencia al nombre de Festival del Arroz.
En Guacoche, que es otro corregimiento de Valledupar, ya llevan más de veinte años realizándole un homenaje a las mujeres negras guacocheras y a ese oficio ancestral de hacer tinajas o vasijas de barro para almacenar y enfriar el agua de beber, pero en este festival lo único que queda de la tradición es el nombre, porque ni tinajas casi se encuentran en este hermoso pueblo afrodescendiente, ya es hora que se le dé más importancia a las tinajeras de Guacoche que a los conjuntos que contratan para amenizar la fiesta.
En el municipio de Becerril hace más de cincuenta años quisieron rendirle un homenaje a las tradiciones de los indígenas Yukpas y crearon el Festival de la Paletilla, en honor al arma que los indios motilones empleaban para la caza y subsistencia, este año fui al evento, y de la paletilla o flecha lo único que hacen es un pequeño concurso de tiro al blanco, con un grupo bien reducido de indígenas a quienes premian con algunos artículos del hogar, pero me cuentan que el presupuesto del festival fue de aproximadamente mil millones de pesos.
Colofón: El espíritu de nuestros eventos folclóricos y culturales consiste en recordar, mostrar y mantener vivo el patrimonio inmaterial que constituye nuestras tradiciones ancestrales, por lo cual, se hace necesario repensar y hacer una reingeniería a estos certámenes, con el propósito de que retomen su primordial finalidad o por lo menos los organizadores de estos eventos le cambien el nombre, si lo que pretenden es hacer otra cosa.