En mi casa en Fonseca tenemos un comedor de pájaros libres: azulejos, carpinteros, palguaratas plataneras, cucaracheros, palomitas tapatierras, vicho fues, llegan todos los días; les conozco el horario y otras costumbres. Comen en dos jornadas, por la mañana y por la tarde. Al medio día desaparecen, yo creo que a hacer siesta. Nunca los he visto hacer el amor; no sé dónde, cómo y cuándo lo hacen.
Los cucaracheros son los más escandalosos y madrugadores, y los que se acuestan más tarde. Le gustan los huevos, tienen un pico largo y fuerte, herramienta exacta para abrir un orificio y extraer yema y clara, que se beben como las gallinas beben agua: subiendo al cénit el pico al tragar compulsivamente. Son depredadores, y como los cerdos, son omnívoros, ¡comen de todo¡ Los he visto cazando y atrapando avechuchos y gusanitos en los ramajes bajos de los musgos y los helechos, y en los tiestos de tinajas. Las palomitas se cortejan sensualmente por parejas mientras comen, también andan por el suelo. Los azulejos son los más numerosos, y me parecen los más alegres.
Una pareja de amorosos carpinteros taladró un nido en un muñón de una rama seca que da a un costado de la sala, ya han sacado y criado varias familias.
Me pone feliz mirar y convivir todos los días con esta naturaleza. Los pericos no bajan al comedor, se comen los mangos del palo que arropa de sombra al comedero.
En todas las especies observé que el meneo y movimientos de la cabeza es exactamente el mismo. Debe ser el mismo gen. “El gen del meneo nervioso de la cabeza”. Nunca se ensanchan. Pican y miran. Miran y pican. Pican y levantan la vista en todas direcciones, y al menor visaje vuelan. Si no fuera así, no existieran, sus depredadores las hubieran extinguido.
También se bañan, porque Josefina mi hermana les pone un plato hondo de peltre viejo y escarchado que cogen de piscina. Además les pone guineo maduro y papaya, y el concentrado de un gato adoptado que tiene, gordo, castrado y discapacitado de la cintura en un accidente de carro que sufrió. Es el gato más gordo, patuleco, mancurreto, cambeto, y feliz que he visto en mi vida.
Los huevos de los cucaracheros se los compro yo al cachaco de la tienda de la esquina; me fascina verlos afilar el pico con saña contra los ladrillos de la tapia antes de perforar la cáscara.
La dieta de cada especie es distinta; ya no hay canaritos, desparecieron por la dieta tóxica embadurnada de plaguicidas que usan en los cultivos de arroz, su comida.
Invito a que alimenten y acojan pájaros libres en sus patios.
Nunca los tengan en jaulas. La libertad es el máximo don de la naturaleza. La libertad es un acuerdo entre el ambiente y el genoma animal. La libertad es el principal instinto de la naturaleza.
Josefina dice que las palomitas son muy “peliadoras” porque comen por turnos que se ganan a picotazos y golpes de ala entre especies.
Todas las especies animales son así, territoriales, incluyendo ¡obvio! al ser humano. ¡Qué bello es tener la naturaleza viva y libre en el patio de la casa! Exactamente encima de la cabeza de Jorge Oñate está la casa de los carpinteros. Ahí les mando la foto de una mañana que nos estuvo visitando y dijo: “¡Ajo! este patio está es bueno para una parranda”.