Por Jairo Jiménez Crespo
“Nos preocupan mucho los sectores más vulnerables de la población juvenil en centros urbanos. Hay dos grandes problemas en este momento, muchos jóvenes y niños víctimas de la violencia y, por otra parte, los nuevos grupos armados buscan como insumos para ampliar sus redes de microtráfico y obtener el control territorial o establecer otras formas de criminalidad como robo, extorsión y asesinato”. Héctor Fabio Henao, director de Pastoral Social.
El fenómeno de la violencia juvenil viene impactando de manera brutal a toda la sociedad en su conjunto. El Distrito capital de la península no escapa a sus largos tentáculos.
Lo primero que se debe aclarar es que esa violencia es una consecuencia de la estructura misma del Estado y como tal el ente territorial no es la excepción de la regla.
Se está frente a un proceso de descomposición que de no prestar la debida atención puede desencadenar en unas consecuencias impredecibles. El Estado y el mismo Distrito han sido débiles al tratar de dar respuestas a la problemática.
Pero al hablar de los factores generadores de ese comportamiento juvenil se debe mirar la génesis. La cual se encuentra en la desatención estatal por falta de políticas claras y sostenibles en el tiempo. Y bajando a los factores más tangibles se encuentra una disfuncionalidad de las familias, que, por diversas causas, se han convertido en caldo de cultivo por ofrecer poca a nula formación integral de principios y valores a los nuevos integrantes de la sociedad. Esa fuerte exclusión es la violencia juvenil asegurada.
En los últimos acontecimientos violentos a nivel distrital que han dejado como consecuencia víctimas fatales, el común denominador de sus actores es su juventud. Pues bien, conocidas las causas entonces se debe reflexionar y decidir el tipo de sociedad que se quiere construir.
Lo primero que se debe fortalecer es el proceso educativo, un sistema distrital que posibilite y garantice un buen servicio donde el niño y el joven sea el factor primordial del proceso. Un sistema con condiciones atractivas. Escenarios deportivos con toda la logística. Comedores escolares que sirvan, además del proceso de alimentación de espacios para mediar la formación de buenas costumbres. Como complemento al trabajo de aula escolar.
Dentro de ese proceso para afrontar seriamente el fenómeno de la violencia juvenil esta la creación e implementación de una política distrital del uso productivo del tiempo libre. Crear las jornadas complementarias para copar tiempo libre con cultura, danza, teatro, música, etc. Deportes como fútbol, ajedrez, voleibol, básquet, etc.
Es ofrecer unas alternativas para contrarrestar los factores generadores de la violencia. Los fines de semana sacar del horario juvenil el ocio e incluir competencias deportivas y presentaciones culturales. Dinamizar la juventud a través de la sana convivencia.
Posiblemente no genere grandes ganancias a las empresas contratistas del Distrito, pero garantiza mejores dividendos: Tranquilidad y vida.
El problema es que ese renglón de la sociedad está enfermo, no en estado terminal, y necesita un tratamiento con políticas institucionales, las cuales deben apropiarse a la vida institucional del Distrito, independiente del partido que llegue al Palacio Distrital.
Entonces, el segundo aspecto a tener en cuenta son las políticas públicas que debe constituirse en factores de cohesión e inclusión social de la juventud distrital.
Sobre el fenómeno de la violencia juvenil, la psicóloga Diana Ximena Puerta, docente de la Universidad de Ibagué, magister en Adicciones y Violencia de la Universidad Católica de Colombia plantea: “este tipo de conductas está relacionado con tipos de violencia intrafamiliar, puesto que hay niños que se desarrollan violentados, con la ausencia de alguno de los padres, con presencia de problemas de alcohol y déficit de enseñanza en los límites, puesto que no se educa para respetar a los otros. Así mismo, existe una carencia en la resolución de problemas, en donde se cree que la única forma para arreglar los conflictos es amenazando”
En conclusión, conocidas muchas de las causas sustentadas en múltiples y serios estudios se hace necesaria la toma de decisiones para generar ambientes óptimos para la convivencia ciudadana. Políticas para el uso productivo del tiempo libre a través del deporte, la cultura y la recreación.
Nos seguimos leyendo.