Esta semana publicaron el prestigioso Panel de Opinión de la firma Cifras y Conceptos que, todos los años, analiza liderazgos, medios, gestiones de gobierno e imagen de personalidades y situó mi columna de opinión como la más leída en el Cesar. Son ya 600 columnas publicadas; son muchos los temas tratados y por mi estilo punzante, mordaz y directo me han causado todo tipo de calumnias, una circunstancia que me han hecho más fuerte y me ha enseñado a soportar y a entender cómo reacciona una región dominada por la intolerancia y el miedo, debido a la violencia que nos ha desangrado y que ha marcado nuestro diario vivir.
Las columnas de opinión siempre serán la espina dorsal de una publicación porque permite oxigenar al medio con visiones, por lo general críticas y diversas, del acontecer regional y nacional, siempre he tratado de asumir la responsabilidad de ser honesto con lo que escribo, sin recibir dádivas, ni prestarme a lambonerías, que considero es lo peor que puede hacer un generador de opinión, así me haya costado malquerencias que poco me importan, sobre todo de la clase política, dominada por clanes mafiosos, llena de ineptos y avaros a quienes solo les interesa figurar como personalidades, sin darse cuenta que solo quedan como vulgares ladrones, a los que nada les pasa porque son capaces de penetrar desde la más alta Corte hasta cualquier juez local; de ahí el auge que ha tomado el periodismo de opinión, porque permite desnudar cómo los corruptos se han tomado los estamentos de la sociedad, en la cual el periodismo debe ser una talanquera contra-poder, pero en muchos casos no es así.
Es por eso que poderosos y ricos sin conocimiento periodístico, quieren engrandecer su ego y se han tomado los medios para volverlos empresas de rendimiento como si fueran una bolsa de valores, Sarmiento Angulo a El Tiempo; El Clan Char a El Heraldo y los banqueros Gilinski llegaron a acabar la Revista Semana como quedó evidenciado en días anteriores con la salida de los periodistas más comprometidos con el buen periodismo, para darle paso a la superficialidad del clic con contenidos ideologizados marcados por el odio que representa Vicky Dávila.
Por suerte, algo está cambiando con las nuevas expresiones de comunicación, redes sociales y medios alternativos han abierto canales de investigación y denuncia, dejando en su lugar y con menos audiencia a ese periodismo con agenda, sucio, barato e indecente, porque la gente no es boba y en este tiempo, cuando hay tanta información circulando, quedan expuestos los intereses de cada quien.
Desde esta columna y con estas letras quiero agradecer a cada líder de opinión que me dio su confianza, ese resultado que supera en 10 puntos al segundo, suscita un enorme compromiso, una motivación para seguir esta lucha, para algunos inocua, pero para un artista, que sueña con transformar realidades nefastas, es de vital importancia. Gracias a Diario del Norte que me abrió sus páginas en el 2010 cuando inició este sueño periodístico, a Ana, mi esposa, quien ha corregido cada una de estas columnas para que no salgan esos errorcitos que a veces, se me van en mi cuenta de twitter @jacobosolanoc. Un abrazo a todos, la lucha continúa.