San Juan del Cesar, mi tierra natal, por la que me asiste el más inconmensurable compromiso social, ha perdido muchas de sus conquistas.
Hoy se ha perdido su cultura espiritual y ese adoctrinamiento heredado del padre Manuel Antonio Dávila y el obispo Rafael Celedón. También se ha perdido la mística, el civismo y el altruismo que antes existía en el pueblo. El espíritu visionario y progresista de sus hombres y mujeres también se ha menguado. Hoy solo el recuerdo del ayer perdura con nostalgia como si todo pasado fuera mejor. Se observa un pueblo abandonado como si no tuviera dolientes y lo hubieran dejado tirado en el camino a su suerte. Esa es otra de las conquistas que hemos perdido, hoy es muy visible la falta de liderazgo y muchos confunden liderazgo con protagonismo.
Incontables personalidades quieren figurar con legítimo derecho, pero sólo se creen líderes por eso. Y otros, más incautos, se creen las adulaciones, los elogios y falsos abrazos de la democracia. Sería bueno que la juventud de hoy se tomara el trabajo de escudriñar la vida y obra de José Lacouture, el míster Brito, Yin Daza, Eduardo Lacouture y José Eduardo Guerra, entre otros, y se impusieran como desafío construir la misma estatura o superar la reputación y prestigio de estas glorias y memorias sanjuaneras.
San Juan merece más de lo que le estamos dando como generación. Hoy somos más consumidores que productores de ideas y beneficios intangibles y tangibles para el progreso del pueblo. Considero que es un honor para todos los sanjuaneros haber nacido en este suelo. En este pueblo hermoso y señorial, dotado de un extraordinario y maravilloso recurso natural y humano. Pero que hoy solo lo distingue la desidia, la indiferencia, el alicoramiento, la inseguridad ciudadana y la pereza intelectual. Ya la juventud no lee como antes, ni en el pueblo se destacan finas plumas de escritores que describan sus hermosos aconteceres. La Casa de la Cultura parece más un museo que un emporio de la cultura municipal. No se observan en el inmediato horizonte los herederos de Yin Daza y de Ketty Cuello. Hoy se divisan sólo parrandas, ron y actos de intolerancia y degradación, en el que fuera uno de los municipios más cultos del Departamento. Pero yo pienso que los sanjuaneros estamos obligados a retomar las riendas de este municipio que nos dio la vida y la estatura. A orientar a las nuevas generaciones a tomar el curso del verdadero camino y a encontrarse con el libreto que se ha perdido.
San Juan no puede seguir así, sin rumbo ni dirección. Antes éramos un emporio de intelectuales y líderes, de futbolistas, músicos y artesanos. El emprendimiento de los sanjuaneros era evidente y sin ser de alcurnia ni abolengo tenía este pueblo un trato y un sitial como de la realeza. Muchos cerebros se fugaron y se fueron a otras latitudes a buscar mejores horizontes, mientras que a otros el pueblo no les dio ni el valor ni la oportunidad. Se deshizo Acciones Urbanas y sus líderes empresariales se separaron y nos dejaron el olor a nostalgia de su empuje. Igual suerte corrió Pintuhornos. Ahora la juventud con méritos y reconocimientos se marcha del pueblo en busca de más y mejores acreditaciones y oportunidades. Al parecer en el pueblo se han apagado los dinamos de emprendimiento porque no se destacan nuevos prospectos con gran estructura de pensamiento. Parece que con las pasadas generaciones se fueron muchos de los sueños de progreso. Da mucha nostalgia recordar a muchos sanjuaneros que nos dejaron un gran legado para recordarlos. Nos hemos quedado cortos hasta en aprovechar el Festival de Compositores como un valor agregado para el desarrollo del pueblo. O que nuestros músicos y autores hagan por San Juan lo que Carlos Vives y Shakira hacen por su tierra y por el país como embajadores plenipotenciarios de nuestra música y nuestra cultura.
Hemos perdido muchas de nuestras conquistas o quizás hemos desaprovechado otras. Pero finalmente pienso que nuestra visión es progresista, que nuestra causa y nuestra bandera es el emprendimiento y que el interés superior que nos asiste es el desarrollo del municipio. Por eso conmino a todos los sanjuaneros a cambiar de actitud y a hacer desde su perspectiva el aporte que sea necesario para que San Juan salga del abandono y la desidia en que se encuentra.