Por Rodrigo Daza Cárdenas.
Posiblemente pueden sonar como muy rurales o muy populares o con poco ‘glamour político’ las siguientes expresiones: “nadie sabe para quién trabaja” o “ganando indulgencias con camándula ajena”, pero creo que pueden aplicarse por analogía o directamente al posicionamiento en la historia que le está reforzando al pasado presidente de los Estados Unidos Barack Obama, el actual presidente Donald Trump por las inapropiadas, absurdas y segregacionistas intervenciones que está realizando. Claro que aún sin “esa manito” el expresidente Obama ya tiene un lugar preponderante en la historia de su país y en la historia del mundo contemporáneo por muchas razones que no son el fin de esta columna. Me quiero referir en ella es al impacto a favor de Obama por las decisiones y medidas que el actual presidente Donald Trump está tomando y ejecutando.
Siempre ha sido mala consejera para todos los humanos la prepotencia y la soberbia. Y cuando estos anti-valores se apoderan de nuestra mente y de nuestro espíritu, jamás podremos pensar y actuar con humanismo ni ofrendar el fruto de nuestro trabajo al ser superior que nos inspira.
El presidente Donald Trump desde su campaña mostró y pregonó a los cuatro vientos que varias de las decisiones del presidente Obama serían desmontadas, serían “hechas trizas”, para usar una terrorífica frase que está rondando por la cabeza de muchos líderes y parlamentarios colombianos. Ya como presidente encontró para sus protervos propósitos algunas limitaciones legales y resistencia política en el Congreso Americano; unas por parte de los miembros del Partido Demócrata y otras de miembros de su Partido Republicano. Esto nos da una idea del talante de sus propuestas que son, primero anti-Obama, y lógicamente por eso se han opuesto sus contrarios políticos, y segundo, que su posición es anti-inmigrantes; por esto sus co-partidarios, muchos de origen latino, ven como un ataque racista y xenofóbico sus intenciones. Yo complemento y digo que sus malvadas propuestas son contra el mundo.
Ya como presidente comienza con un plan anti-inmigrantes y la construcción de un muro entre las fronteras de México y los Estados Unidos. Esto obviamente calentó a la heterogénea comunidad americana, principalmente la migrante, porque desde hace cerca de 200 años se han producido las migraciones hacía ese país y estas le han servido para su desarrollo; también se han dado uniones maritales de inmigrantes y de sus descendientes con ciudadanos y ciudadanas americanas conformando núcleos familiares. Contrario a esos planes Barack Obama quería eliminar, reducir o “arreglar la situación” de más de 12 millones de inmigrantes; hizo todo lo posible por controlar la ilegalidad en la frontera pero sin cultivar odio y desprecio por sus vecinos.
Obama comenzó un proceso de normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba y Trump lo desbarató. Aún cuando este es un proceso “que tiene mucha tela por cortar” hizo el presidente Obama, civilizadamente, un plan para recomponer la historia si los isleños, haciendo uso de su soberanía, analizaban y concertaban.
El Presidente Trump luego gestiona, lucha y propicia el desmonte del Obama-Care, o sea una ley que mejoró considerablemente el cubrimiento y la atención en salud de muchos americanos que no la tenían; una ley que llevó la seguridad social en salud a más de 18 millones de personas y al mismo tiempo les subsidiaba el costo del seguro. Esto fue una medida de puro humanismo, de puro sentimiento humano que se logró implementar en los Estados Unidos por parte del expresidente Obama pero el presidente Trump, como esto subsidiaba el costo a la comunidad en extrema pobreza, le causó rasquiña la medida porque ayudaba económicamente a un buen grupo poblacional.
Lo mismo está ocurriendo, en cuanto a desprestigio para Trump y prestigio para Obama, con lo referente a los Acuerdos de Kioto y París que son para frenar los estragos del cambio climático, porque siendo los Estados Unidos uno de los países que más contaminación atmosférica y ambiental produce, Trump se niega a firmarlo y adquirir compromisos. Esto ha causado estupor y molestia en la comunidad mundial; los científicos gringos reconocen que la afectación climática es una realidad, y pareciera que el presidente Trump “se estuviera haciendo el bobo para pasar de agache” y así proteger las empresas industriales americanas.
Entonces, cuando uno evalúa el desenvolvimiento de los Gobiernos extranjeros, se da cuenta que cada vez que se menciona a Trump se hace con desdén y desprecio y al mismo tiempo se recuerda a Obama como el bueno, así también haya tenido sus errores durante su gestión pero que uno, por la repulsa que ha generado Trump, ni se detiene a pensarlos ni se esfuerza por recordarlos.
Como enseñanza: uno no debe apropiarse del infortunado refrán “que hablen de ti así sea en mal” porque eso no remite si no hacía una negra y espesa nube de desprecio por la sociedad. Ser malo, destructor o prepotente y soberbio en cualquier ámbito en el que nos desempeñemos, no acarrea si no frustraciones para los demás y aislamiento para uno y este aislamiento tiene una característica y es que la gente te trata y te hace creer que te trata bien, pero por su inquina y congoja no te brindan una sonrisa amable y sincera.