Siempre los pueblos, desde la época prehispánica y aún desde la conquista misma, han crecido del centro hacía afuera. Esto se ha dado en cumplimiento de algunos parámetros como la jerarquía gubernativa cuando el cacique o el conquistador se establecían y todo giraba a su alrededor, o cuando la construcción de referencia era la iglesia, y frente a ella se organizaba la plaza principal y a su alrededor se establecían los más pudientes o los que tenían mandos. En fin, esta fue una constante que ha permanecido por siempre y este esquema urbanístico aún cuando histórico, ha conllevado en la dirección del crecimiento del pueblo una disminución de servicios de todo tipo para los habitantes que se van asentando en zonas más alejadas del centro o punto inicial de la fundación del pueblo.
En nuestros municipios guajiros eso ha sido una constante hasta hace poco cuando comenzaron a construirse las urbanizaciones o conjuntos habitacionales y estos, por supuestos, dadas las características de su diseño y oferta, les garantizan todo tipo de servicios básicos, sobre todo los domiciliarios y el acceso.
De manera particular, al observar esta constante de construcción y crecimiento en Villanueva, es patético que eso haya ocurrido y esa constante se ha convertido en un factor de exclusión de las zonas periféricas de este municipio, puesto que el crecimiento del casco urbano se ha dado a expensas de invasiones de terrenos buscando los habitantes soluciones de vivienda. Son una realidad estos barrios y han contribuido con el crecimiento urbanístico del pueblo, pero no han tenido el desarrollo integral que han tenido los barrios o sectores aledaños al centro de la población o sus zonas más próximas.
Se ha trabajado bastante para llevar servicios básicos y soluciones sociales a los habitantes de estas dignas zonas, pero como no se ha planificado ni definido un objetivo integrador para satisfacción de necesidades básicas insatisfechas de esos barrios, no se ha sido eficiente. Y así como dije que ya son una realidad, se complementa diciendo lo hecho, hecho está, pero hay que darle un quiebre a las desigualdades y buscar la manera para que el crecimiento de Villanueva, representado por esas zonas marginales, se encuentre con el desarrollo de su zona centro y aledañas.
Los barrios de la periferia de Villanueva requieren atención especial para equilibrar muchas condiciones urbanísticas, sociales, de servicios, recreación, oportunidades de comercio, trabajo y emprendimiento. Hay que planificar inversión productiva y rentabilidad social para que ese anhelado encuentro entre el crecimiento y el desarrollo logre cerrar brechas de inequidad social en el municipio. Si logramos que se trasladen las buenas oportunidades de la zona centro y aledañas a las zonas periféricas, construyendo o mejorando los accesos viales, estaremos incrementado la generación de empleos, facilitando las gestiones de los habitantes que tienen que alejarse de su propio barrio para venir hacer sus diligencias en el centro o encontrar lo que necesitan porque en sus zonas no hay quien oferte o brinde servicios. Por ejemplo, el Palacio Municipal debe ser expansivo de manera virtual y planeada y así llegar hasta los barrios, de manera que muchas diligencias, pagos de impuestos, llevar u obtener información de la administración puede darse en los barrios, logrando trasladar funcionarios hasta esos lugares para que la administración esté en todo el territorio municipal.
Si logramos avanzar en este objetivo, de unir crecimiento y desarrollo, es absolutamente obvio que tenemos que comenzar por fortalecer los servicios en las zonas céntricas para que su eficiencia y capacidades lleguen a las zonas periféricas con iguales condiciones. Entonces, esto es lo que llamaremos integración urbano-social del municipio y lo que debe tener, si somos ordenados y planificadores, inversiones equitativas y de mayor valor agregado para el municipio.
Es cierto que el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) impone condiciones, pero ese mismo POT puede ser la herramienta que permita hacer encontrar el crecimiento con el desarrollo cumpliendo la ley, sin fisuras y sin decisiones atrabiliarias, por lo tanto, le puede facilitar al gobernante liderar el crecimiento y desarrollo de todo el pueblo de manera transparente y equitativa.
De igual manera, ese objetivo de crecimiento y desarrollo tiene que darse en la zona rural.
En la serranía hay que redoblar esfuerzos para garantizarles lo que han buscado por décadas para un mejor estar.
Y en la parte baja, donde tenemos unos asentamientos poblacionales que han soportado gallardamente durante muchos años el poco interés por hacerlos parte integral, viva y activa de la dinámica del pueblo urbano, se deben hacer realidad sus peticiones.
Son estos asentamientos rurales el orgullo de la territorialidad de Villanueva.
En la zona plana está la fundación de Villanueva. Esos territorios fueron cuna de los itotos, primeros pobladores, y son también referencia agropecuaria del municipio. Allí están hombres y mujeres que aún viven ahí porque sienten orgullo de ser villanueveros y es nuestra responsabilidad reivindicarlos, primero con lo básico y luego con lo extraordinario que pueda requerirse para que haya crecimiento y desarrollo armónico.