A 21 meses para culminar los periodos gobernador y alcaldes y con el sol en las espaldas, a menos de dos años y con el “arroyito que pasar” ya que el próximo año es un año político y en este año tendremos nuevo presidente de la República, un nuevo gobierno y nuevo gabinete ministerial, es para “coger el trompo en una uña”; así está el panorama de nuestros gobernantes locales y regional, quienes a esta altura todos deben haber ejecutado más del 50% de sus Planes de Desarrollo.
Si bien es cierto que las importantes gestiones de un gobernador o un alcalde se hacen en Bogotá, ellos no pueden pasarse gran parte de sus cuatro años de gobierno, gestionando en la capital Bogotá, como tampoco debe escudar las ineficiencias de algunos en la estructura centralista de los recursos públicos para hacer obras o administrar mejor sus municipios o departamento; es en el territorio es donde se ejecutan las gestiones, acciones y las obras, es en campo con sus equipos de gobierno donde deben cumplirle a sus gobernados, con sus Planes de Desarrollo.
Muchos alcaldes están amarrados casi siempre a la silla de un avión o en sus carros oficiales, detrás de la administración central para mostrar buenos resultados, no podemos negar tampoco que esto se debe a la descentralización impuesta por la Constitución de 1991. Lo más triste es que en vez de mejorar con el apoyo de “papa Gobierno” quien controla todo, donde debimos haber avanzado y mejorado sustancialmente en una mayor responsabilidad fiscal y una administración local y regional menos dependiente de Bogotá, no es así, ha sido peor el remedio que la enfermedad; las procesiones de alcaldes y gobernadores que deben acudir al Departamento Nacional de Planeación o al Ministerio de Hacienda a procurar mejores presupuestos o mayores regalías, es el pan de cada día y casi siempre se regresan con el rabo entre las piernas y las manos limpias.
Otra estrategia del Gobierno Central y se ha vuelto costumbre y normal que los ministros y altos cargos del Estado tengan que viajar a las regiones (o territorios, como los llaman los funcionarios) para solucionar en pocas horas situaciones que son tarea de los mandatarios, nunca concluyen ni cumplen en un 100% los compromisos adquiridos en esas visitas y que de paso les salen muy costosas a las administraciones donde van, algunos con exigencias de confort. La ineficiencia de algunos alcaldes es muy rentable para el aparato central, al tiempo que es la excusa más usada por estos para tapar sus malas gestiones.
Hoy el llamado es para los senadores y representantes a la Cámara guajiros recientemente elegidos, quienes sin egoísmos ni revanchismos deben trabajar de la mano con el gobernador y los 15 alcaldes, en lo que queda de este cuatrienio definiendo una agenda conjunta de proyectos que hoy se encuentran formulados y aprobados, para que puedan mostrar resultados en un mediano plazo y por el bien del Departamento; son estos congresistas quienes deben ayudar a desarrollar mejores administraciones y sobre todo, a valorar cada peso que los contribuyentes pagan para que los municipios y departamento a quienes representan funcione y con esta luz de tenerlos a ustedes, 5 congresistas guajiros las situación mejore.