La pluma dorada en esta ocasión plasma su tinta fina en la líneas imaginarias que la hoja en blanco deja ver, esta vez triste y decepcionada al recordar que Colombia hace más de 200 años fue liberada de la realeza española y que aún en la actualidad los traumas monárquicos (Organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona que, a título de rey, ha recibido el poder por vía hereditaria y puede transmitirlo del mismo modo: RAE) crecen con el tiempo y esclavizan al pueblo, pueblo, que desafortunadamente, es el que sufre a causa de las ansias de tener el control de dos bandos que se han perpetuado en América Latina, quienes con un discurso muy creyente frente a sus seguidores, disputan el poder y como reyes buscan conquistar para manejar la riqueza que tiene el país.
Si Bolívar resucitáse, vuelve a morirse de la decepción, al ver cómo usan su nombre para destruir y llevar a la miseria a los pueblos por los que luchó, al notar que su historia no ha sido bien leída, no ha sido bien interpretada, o tal vez sí, pero la acomodan a su favor, así como cuando la Iglesia en su momento histórico llevó a que el pueblo eligiera entre Barrabás y Jesús, donde debían elegir si crucificar al hombre del bien o al hombre del mal, llevando a que este eligiera crucificar a Jesús; pero al darse cuenta que se equivocaron, usan descaradamente su nombre para lograr sus propios intereses. Así ha venido pasando con el pueblo colombiano, han venido eligiendo mal, pues se ha elegido a los que solo creen en su pensar y en sus intereses personales.
Colombia y América Latina están divididas en dos bandos que solo han demostrado que quieren el poder, el control y las riquezas a costilla de que el pueblo ignorante aplaude sus mentiras. Con su deseo de ser emperadores llevan al pueblo a ser mendigo. Si realmente los colombianos pensaran con la cabeza y no con el estómago, lo que deberían exigir a los que se eligen, ya que en su discurso dicen “sufrir por la pobreza”, deberían estar trabajando por el pueblo, educando, creando empresas que generen empleo.
Qué pena, pero quitarle al que tiene para dárselo al pobre no es la solución. La misma Biblia dice que “hay que trabajar para ganarse el pan” y se debería aplicar el dicho: “No des el pez, enseña a pescarlo”; pero lo más fácil es destruir, llevar a que todo el pueblo esté en condiciones de mendicidad, mientras que los emperadores viven sabroso.
Si realmente se tiene un grado de cerebro y se piensa de verdad, tampoco es la solución. Se debería empezar a evitar la injusticia, que no se trata de generar más injusticia social. Por eso se deben crear estrategias de trabajo, no leyes y más leyes, no. Se trata de sentarse a pensar cómo se crean más clínicas, más hospitales, más colegios, más empresas, todo lo que genere empleo, pues lo que está malo hay que hacerle seguimiento y control, hacer que hagan las cosas bien, pero perseguirlos para quitarles lo que han trabajado y construido, claro que no es la solución, esto genera más conflictos.
Colombia está saturada de más de lo mismo, hay que averiguar cuántos usuarios tienen las empresas públicas, si están en la capacidad infraestructural para atender y si además cuentan con los recursos humanos para dichos servicios, ahí estaría el cambio, se genera menos corrupción, más empleo y bienestar en todos los campos, pero hay un interés bárbaro, maquiavélico de joder y lo más bárbaro es que son pocos los colombianos que se percatan de esto y tiran para cualquier bando, olvidándose que su mayor riqueza esta en construir, pulir e ilustrar su saber.