Por Fabio Olea (Negrindio)
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Las redes sociales y medios televisivos mostraron las marchas cumplidas el pasado 21 de abril. Ríos de gente de todas las condiciones sociales y políticas marcharon pacíficamente contra el Gobierno de Gustavo Petro. En la plaza de Bolívar de Bogotá se congregaron más de 45 mil personas. Las fotos, videos y registros de lo que sucedió ese día en Colombia no mienten, fue la expresión libre de un pueblo convertida en clamor nacional diciendo no a las reformas del presidente y a su proceso constituyente, concebido por fuera del marco constitucional para cambiar la Constitución y quedarse en el poder, incumpliendo a sus electores una promesa de campaña, escrita en mármol, de que no habría constituyente.
A casi dos años del Gobierno el pueblo se siente estafado políticamente. Petro ‘peló el cobre’ y quiere una constituyente a su medida para copiar el modelo venezolano; el pueblo ya no le copia y se dio cuenta de los pasos que está dando para convertirse en dictador, y de su verdadera intención de volver a Colombia otra Venezuela, con las nefastas consecuencias que traería el socialismo, como la pérdida de derechos civiles, la destrucción del sistema democrático y del Estado social de derecho, la eliminación de la propiedad privada, promoviendo el enfrentamiento basado en el odio de clases y una guerra civil; arruinando la economía del país, trayendo hambre, miseria y muerte para el pueblo. Es el modelo del socialismo Castro-chavista del siglo XXI que Petro quiere imponer en Colombia para acabar nuestra sociedad democrática libre.
El pueblo alzó su voz el 21 de abril, y como la voz de pueblo es la voz de Dios uno espera que el presidente escuche al soberano y en un gesto generoso con el pueblo y de sinceridad consigo mismo, reconozca los errores de su Gobierno y corrija el rumbo del país que lo lleva por mal camino, lo que justificó las marchas, de lo contrario el pueblo no habría protestado como lo hizo. Ante este panorama el primer mandatario no puede ser ciego, sordo y mudo como la canción de Shakira y pasar de agache. El presidente no es ciego, vio la multitud de gente frente a Palacio, y no es sordo, escuchó el «fuera Petro».
Los fanáticos del presidente minimizan lo ocurrido, pero el ministro Velasco dijo que “es irrespetuoso hablar de marchas débiles”, y la jefe de gabinete Laura Sarabia expresó “debemos hacer reflexión y autocritica” reconociendo los dos áulicos del presidente, efecto político que tuvieron las marchas, a diferencia del presidente sigue con su cuento del “golpe blando” para restarle importancia a la movilización, aceptando que fueron fuertes en Bogotá, Medellín y Bucaramanga pero débiles en las demás ciudades. Es evidente que Colombia vivió unas marchas multitudinarias en la mayoría de ciudades que fueron un total éxito de la sociedad civil, y eso es irrefutable, sostener lo contrario es no ver el inconformismo general manifestado en el rechazo de la ciudadanía a un Gobierno izquierdista y populista llamado ‘del cambio’, que ha defraudado a sus electores y para infortunio del pueblo trata de destruir todo lo bueno que hay.
Muchos votantes de Petro están desencantados de ver lo que está pasando en este Gobierno. El escándalo de la financiación de su campaña; la corrupción galopante y el despilfarro del Gobierno; el nepotismo en nombramiento de cargos; incumplimiento de promesas de campaña que no van a llegar; discriminación con gobernadores y alcaldes contrarios al Gobierno. Daniel Coronell uno de los periodistas más creíbles que apoyara públicamente a Petro ya empezó a desmarcarse del Gobierno, después de las marchas le dijo al presidente “que no puede invocar a que la gente vaya a las calles y que cuando va a respaldarlo a él es del pueblo legítimo, pero cuando no van a respaldarlo a él pues no son un pueblo verdadero sino son un pueblo de mentiras”, y le recordó que cuando Petro era senador le escribió al presidente de la época Iván Duque diciéndole “que no fuera sordo, que no se negara a atender lo que estaba sucediendo en las calles” a propósito de las protestas del 2021.
Presidente ahora le toca a usted escuchar al pueblo y producir el cambio que el país espera para mejorar. Si alguna vez tuvo la buena voluntad de servirle a Colombia sea gallardo y rectifique y deje a un lado la soberbia y el odio, gobierne con humildad respetando la Constitución, la separación de poderes, la democracia y las instituciones que juró cumplir y respetar. El pueblo lo eligió para cuatro años y su mandato termina el 7 de agosto de 2026, más allá no puede usted subvertir el orden constitucional para atornillarse al poder.
No le haga daño a la democracia que le amnistió sus delitos cometidos contra la sociedad representada en el Estado cuando fue guerrillero del M-19, y gracias a la cual hoy es el presidente de la República.