Por fin, después de más de 8 años de persecución incesante por parte del gobierno Colombia, cayó alias Otoniel, el capo más importante del narcotráfico a nivel mundial, un triunfo del presidente Duque y de todas las fuerzas militares que hay que reconocer y destacar, pero detrás esta captura se abre un interrogante, ¿qué viene ahora frente al narcotráfico en Colombia?
Es un momento clave para replantear una guerra absurda que no muestra avances, si hacemos historia no es el primer capo que cae y el negocio sigue intacto, Carlos Leder y Hernán Botero a mediados de los 80, luego en los 90 el cartel de Medellín con Pablo Escobar, Los Hermanos Ochoa, después el cartel de Cali con los Rodríguez Orejuela, Chepe Santa Cruz, Pacho Herrera, luego el cartel del Norte del Valle con don Diego, Chupeta, el Hombre del Overol, Don Mario, Gordo Lindo, luego el cartel de los paracos con Mancuso, Jorge 40,Hernán Giraldo, Los Mellizos, Macaco, luego el cartel de Santrich e Iván Márquez, en fin la lista de capos capturados o dados de baja es larguísima y hoy nuestro país padece el peor momento de toneladas de coca exportadas y hectáreas cultivadas que pasan de 200.000, sin que se pueda hacer mucho, con zonas literalmente tomadas por el narcotráfico como el Cauca, el Catatumbo, Nariño, Chocó, Urabá, solo por citar un algunos ejemplos.
¿Se imaginan cuánto costó la persecución de 8 años de Otoniel?; ¿cuantos vuelos de Helicóptero y aviones se hicieron?, ¿cuánto combustible y cuantas armas y municiones?, ¿cuánta gente se utilizó para capturar a un solo hombre? ¿cuánta inversión en equipos y tecnología? Se imaginan todo ese dinero invertido en escuelas, vías terciarias, hospitales.
Hoy el presidente Duque saca pecho con una victoria estratégica, pero sinceramente es una victoria? lo que no entendieron Duque y sus antecesores, quienes tampoco hicieron mucho por cambiar esa visión errónea del narcotráfico, es que los capos se reciclan, ya en el Clan del Golfo asoma un nuevo líder, se llama Chiquito Malo y será el nuevo objetivo del gobierno nacional para gastar dinerales persiguiéndolo, y si lo capturan, ojalá que no sea después de 8 años, vendrá otro y otro y seguirá la sucesión de capos y el problema creciendo, la violencia en los territorios contra los líderes sociales, indígenas y población civil dejando víctimas por todas partes.
Hoy Colombia vive un pico de violencia mucho peor que en la era paramilitar, son casi 100 masacres por años y todo bajo el insumo del narcotráfico y la minería ilegal, mientras EE.UU. y muchos países del mundo comienzan a regular el uso de la marihuana para fines recreativos y medicinales, es el momento de abordar una nueva visión en la lucha antidrogas y este mensaje es para los candidatos presidenciales, por muy complejo que sea, hay que poner el tema en la agenda para que otras naciones del mundo se sumen al proyecto de legalización y arrebatarles el negocio a las mafias que es lo que genera tanto dinero y tanta violencia, si Colombia sigue por el mismo rumbo que ha caminado por 40 años seguiremos en esta espiral de violencia que amenaza nuestra estabilidad como República.