Cordial saludo respetado y estimado Gobernador.
Me permito escribirle esta carta abierta como ciudadano guajiro, paisano suyo, con el respeto que merecen su persona y el cargo que ejerce, pero también con la firmeza que exige la situación actual en nuestro querido departamento de La Guajira.
El prestigio de las personas no se defiende mediante descalificaciones, estigmatizaciones o ataques infundados. Es cierto que las denuncias pueden ser incómodas, pero es nuestra responsabilidad, usted como gobernante y yo como ciudadano, enfrentarlas con transparencia y veracidad, demostrando con hechos concretos que las denuncias son ciertas o carecen de fundamento.
No es suficiente afirmar que alguien está ‘loco’ solo para desacreditar. Usted ha visitado varios municipios del Departamento en las tres últimas semanas, y algunos ciudadanos le han referido mis denuncias, las cuales hago a través de mis redes sociales y las columnas de opinión publicadas en varios portales de internet. Ante esto, usted ha manifestado que “no le paren bolas a Colmenares porque está loco”.
¿Tengo la culpa de que La Guajira ocupe el último lugar en la mayoría de los indicadores sociales? ¿Por qué convocaron el proceso de licitación del PAE con unos pliegos elaborados para que solo se presentara la Fundación Guajira Naciente? ¿Usted supo que entregaron la bolsa de alimentos sin incluir lata de atún? ¡Se la robaron! ¿Por qué no le explica a los guajiros las razones por las cuales usted promovió la adición del contrato de mantenimiento de la vía La Florida/Cuestecitas sin que existiera un informe público del contratista ni de la interventoría que justifique dicha adición? ¿Por qué la oficina de planeación de la Gobernación no le ha informado a los guajiros acerca del manejo de los recursos de las transferencias a los resguardos como lo ordena la ley 715?
Como líder, usted tiene la responsabilidad de aceptar críticas y denuncias públicas sin molestarse. La crítica constructiva es una oportunidad para mejorar y corregir errores. No siga el mal ejemplo de sus jefes políticos, que están convencidos de actuar sin rendirle cuentas a nadie. Lo invito a comportarse como verdadero servidor público, humilde y dispuesto a reconocer sus equivocaciones, para marcar una diferencia respecto a sus jefes políticos arrogantes y jactanciosos.
La historia de La Guajira ha estado marcada por la corrupción y la inestabilidad política. Más de 20 años de gobernadores destituidos y condenados penalmente han dejado una huella vergonzosa en nuestra idiosincrasia.
Estoy seguro de que usted va a romper ese ciclo y escribir una nueva historia porque tiene la oportunidad de liderar un Gobierno decente y transparente, pero eso requiere honestidad y valentía para enfrentar los errores del pasado con hechos. Ese liderazgo no lo va a lograr tapando el sol con las manos o echando la mugre debajo del tapete, sino enfrentando las situaciones con carácter y reconociendo sus errores. Confróntese con argumentos, respetado y estimado gobernador, pero no diciendo que “no le paren bolas a Colmenares porque está loco”.
No se equivoque conmigo, gobernador. No hablo de lo que no conozco ni denunciar nada sin pruebas. Cuando me refiero a alguna situación de La Guajira es con respeto y argumentos, y lo menos que espero de su parte, en caso de que se relacione con su gestión de Gobierno, es una respuesta del mismo nivel. Asuma su responsabilidad con dignidad, trabajando incansablemente por un futuro limpio y próspero para La Guajira.
No somos un orgullo para nadie mientras persista la corrupción, pero podemos serlo si decidimos cambiar el rumbo. Usted es capaz y es decente; por eso me extrañan sus palabras para descalificar sin argumentos.
Entienda que el verdadero liderazgo se construye sobre la base de la confianza y el respeto mutuo. Las palabras descalificadoras no solo debilitan su imagen, sino que también afectan la percepción que la ciudadanía tiene del gobernador. No consideres estas palabras como un ataque, sino como una invitación a reflexionar sobre su papel como líder y su responsabilidad con el pueblo guajiro. La historia nos observa y es nuestra responsabilidad escribir un capítulo diferente, marcado por la justicia, la equidad y el progreso: “cumpla la palabra”.
Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…”.