Tres valores indispensables en la educación para la armonización social, comunitaria y en prevención delincuencial de jóvenes vacíos y escasos de oportunidad productiva y beneficio sostenible.
Mientras mandatarios se comportan negligentes e indiferentes con la educación, no solo en la enseñanza académica sino también en la formación adicional que se debe aprender en diferentes niveles de crecimiento y desarrollo personal. Pero si ignoramos la importancia del arte, la cultura y el deporte, nos aislamos de los ejercicios y de goces recreativos, terminando a la deriva y en abandono. La inversión a los citados conceptos de apoyo es ridícula o inexistente, como si no fuera necesaria la implementación y promoción de los mismos, adecuando establecimientos y espacios necesarios para emprender las prácticas de manera libre e incluyente. No debemos colocar los tres referenciados elementos apropiados, como una cenicienta, como viene ocurriendo por decidías. Son imprescindibles las escuelas y museos de artes, cultura y deporte en sus diversas modalidades, para aprendizajes tecnificados, para fluir y exaltar a los artistas, deportistas y cultores empíricos, impulsándolos por vocación y empeño personal. Quienes se dediquen de tiempo completo a alguna de estas tres tendencias y disciplinas, debe ser objeto de subsidio o remuneración. De igual forma, se deben estimular a las personas en ocasiones eventuales de actuaciones programadas.
El arte y la cultura han ido mancomunadamente agarradas de las manos, de manera tradicional y costumbristas. Se reflejan y manifiestan en diferentes formas, tales como: pintura, escultura, dibujos, tejidos, diseños, arquitectura, fotografía, música, danzas, bandas, cine, coreografía, gastronomía, modas, entre otras. En los deportes se pueden promover una cantidad de prácticas y actividades en atletismo, fútbol, voleibol, basquetbol, ciclismo, gimnasia, tenis, natación, pesas, etc. Las prácticas de arte, cultura y deporte, se inician y categorizan desde los establecimientos educativos, clasificando la gradualidad especial de la misma. El arte, la cultura y el deporte se práctica por las personas a quienes les sirven como nutriente para la buena salud, como se demuestra de manera científica. Son amenas y divertidas las presentaciones y competencia de las modalidades, culturales y deportivas, estimulando el auge de artistas, cultores y deportistas en diferentes modalidades.
Un Estado o Nación que facilite una vivienda a las parejas que se casen o se unan de hecho, promueva, patrocine y apoye las participaciones, púbicas y privadas, deportivas y culturales, compensadas con deducciones tributarias, en las declaraciones y pagos de impuestos nacional, departamental y municipal, es próspero, confiable y seguro.
Los jóvenes con vocación y amor para tocar instrumentos, cantar, jugar, bailar, orar, grabar, retratar, dibujar, crear y materializar prácticas sanas y valorables, de gran utilidad para los niños y adolescentes, que requieren de impulsos, promociones y apoyos en las prácticas cotidianas. La educación, la cultura, el arte y los deportes estabilizan la salud global, unifica la familia, en el panorama de recreación colectiva para una convivencia, desigual, insegura, violenta, oprimida, reprimida, en zozobra y desconfianza, como las que estamos viviendo.
Con regularidad y rutinas en las prácticas culturales, artísticas y deportivas, se evita la proliferación delincuencial, dejarían las cárceles de padecer de hacinamiento, los hospitales y centro de salud público no se verían atiborrados de pacientes heridos, se menguaría el índice de homicidios, robos, atracos, abusos de confianzas, se reducirían los miembros del Inpec y la Policía; que conllevan altos costos presupuestales en las prestaciones de servicios.
Quienes devengan ingresos por conceptos de salarios, honorarios, comisiones, bonos, remuneraciones o jornales, consecutivamente se sufragan los pagos de salud de manera particular de los usuarios, ahorrándose el Estado un alto valor en Sisben, que cubren los mandatarios a personas necesitadas. Los citados ingresos de trabajo se gastan en consumo, que a la vez son grabados para beneficios y servicios retributivos en los entes territoriales, que bien pueden destinarse en las prácticas deportivas, culturales y artísticas, programaciones y proyecciones de necesidades y ejecuciones en implementación y articulaciones de obras necesarias.