Leo por todas partes que Petro es esto u otro, que Petro hizo esto o aquello, que es el demonio vestido de santo o el lobo feroz disfrazado de oveja, pero que es un hombre jodido e inteligente y no veo que ningún petrista que conozca de vieja data, pues son los mismos de ayer, hoy y mañana se hayan convencido de nada y den rever, al contrario están más aferra- dos a su candidatura. Qué el señor de las bolsas, qué el Alcalde que acabó con Bogotá, que es ateo, pero que hoy habla con el Papa, que es el representante de Dios en quien él no cree, que esto, que aquello, que el Palacio de Justicia y tantas vainas más. Eso se acabó, como dice un colega columnista, eso es historia patria.
En las democracias las ambiciones políticas de los contrarios se atajan es con votos y no con buenos propósitos y eso es lo que hay que hacer: salir a votar en forma masiva por el candidato de nuestro agrado, por el que creamos que es el que más le conviene a Colombia, eso es lo único que vale, el voto y con el vamos a responder para llevar a la presidencia al candidato que nos satisfaga, de cualquiera de las coaliciones existentes.
Por lo pronto y como conservador que he sido desde cuando vine al mundo, voy a votar en la consulta de Marzo por el Doctor David Barguil para que mi partido vuelva a ser alternativa en los designios de este país y deje de ser el apéndice que ha sido en estos últimos tiempos; si el Partido unido le responde al Doctor Barguil, que reúne todas las condiciones para ser Presidente de Colombia, puede ganar esa consulta y llegó la hora de que el Centro Democrático y los otros socios del Pacto por Colombia le retribuyan la colaboración que siempre le hemos dado para llevar- los al solio de Bolívar.
Dejémonos de hablar tanto de Petro y dediquémonos a organizarnos para ganarles voto a voto como es de usanza en las democracias del mundo.