“Ya llega la mujer que yo más quiero, por la que me desespero, y hasta pierdo la cabeza. ¡Clara!”.
El nombre de Clara Elena Cabello Sarmiento quedó pegado a ese magistral verso de la canción ‘La creciente’ del compositor Hernando Marín, y 31 años después ella todavía llora al recordar al hombre que le regaló tantas cosas bellas.
Aquella noche, del jueves 11 de junio de 1992, cuando a Rafael Orozco le segaron la vida en Barranquilla, a su mujer y a sus hijas las dejaron aisladas de sus momentos de amor. Ellas, no lo podían creer que el hombre que con sus cantos alegraba la vida de millones de personas, estuviera camino a la eternidad y, como dijera su amigo Fabio Poveda Márquez, “Le adelantaron la inmortalidad”.
Clara Elena, quien durante estos años no ha hecho sino rememorar su amor, accedió a hablar del ser que la premió con todo el amor del mundo, que le regaló tres hijas que son su orgullo y la huella indeleble del paso de Rafael José Orozco Maestre por la vida.
“A Rafa, nunca lo olvidaré. Era un ser maravilloso, feliz, lleno de vida, con muchos planes, tanto en lo familiar, como en lo musical con su Binomio de Oro, al lado de Israel Romero, Así como su querida familia no lo ha olvidado, sus seguidores tampoco. Son infinitos los testimonios de cariño y admiración recibidos como el de una señora que me trajo a su niño de 10 años, el cual se sabía una cantidad de canciones de Rafa y las cantaba con saludos incluidos. El alimento del recuerdo tiene facetas de dolor y alegría que son la materia prima para que nunca saquemos de nuestros corazones a Rafa”, dice Clara.
Metida de lleno en las añoranzas relata que conoció a Rafael Orozco, en una circunstancia de dolor. “Fue en el sepelio de mi hermano Enrique. Lo que pasa es que su hermana mayor Genith estaba casada con mi hermano Rafael, y su hermano Nehemías se casó con mi hermana Betty. En unas vacaciones me fui de Urumita, mi tierra, para Valledupar y, entonces fue cuando nos ennoviamos. Descubrí que era detallista, tierno, juguetón y le gustaba hacerse sentir”.
Teniendo como testigos a los destellos fervientes del amor y con el visto bueno de todos sus familiares, Rafael José Orozco Maestre y Clara Elena Cabello Sarmiento, se casaron en la iglesia de Santa Bernardita de Barranquilla el viernes cinco de marzo de 1976.
Ya Rafael Orozco, había grabado sus dos primeros discos con el acordeonero Emilio Oviedo, titulados: ‘Adelante’ (11 de julio de 1975) y ‘Con sentimiento’ (30 diciembre de 1975). Con el paso del tiempo tuvo una cadena de éxitos al lado del Binomio de Oro de América. A la par con los triunfos del cantante de Becerril, fueron llegando los miembros de la familia. Primero Kelly Johana, después Wendy y finalmente Loraine.
“Amaba como ninguno a sus hijas. Eran su adoración, se desvivía por ellas y siempre al salir para sus compromisos musicales me decía, mami, mi amor, cuidado con las niñas, cuídalas, no las descuides en ningún momento”.
Recuerdos en casa
Ella tiene guardados una gran cantidad de recuerdos como una flor disecada con un papelito donde ‘Rafa’ escribió. “Mami, yo soy tuyo por siempre”. También, en la charla trajo a colación el primer regalo que le hizo cuando estaban de novios, un osito de peluche. Son tantos los detalles que en su casa tiene un altar reservado donde está la historia viva del hombre que encantó con su forma de cantar.
Pasó a contar otro capítulo. “Mis hijas son profesionales. Kelly, es administradora de empresas; Wendy, es comunicadora social y Loraine se graduó en negocios internacionales”, dice orgullosa Clara.
Kelly, Wendy y Loraine, tres nombres que se repitieron en todos los rincones de la Costa Caribe y en el interior del país, gracias a los saludos que el artista de Becerril, Cesar, les regaló a sus hijas en los discos que grabó al lado de Israel Romero.
Entonces, Clara anota que “esta es una de las satisfacciones que tienen ellas, que su querido padre les demostró su amor hasta el último día de su vida. Eso es muy bello, en cualquier parte me encuentro con personas que me cuentan que sus hijas llevan el nombre de las mías, gracias al cariño que le tenían a su ídolo”.
Otro motivo para Clara volver a llorar es cuando escucha: “Papi, papi, yo quiero que el niño Dios me regale una muñeca y otra para Wendy”. Esas fueron las palabras que su hija Kelly Johana, a los cuatro años de edad, dijo al inicio de la canción ‘Navidad’, grabada por el Binomio de Oro y que se repite cada final de año.
En medio de la charla, donde las lágrimas no fueron invitadas, pero terminaron robándose el momento, Clara piensa todos los días del mundo. “Ojalá todo se echara atrás y volviera la normalidad, pero ante ese hecho cumplido, me queda solamente la fuerza del recuerdo y mis tres hijas que con mucho esfuerzo he sacado adelante”.
Estas cuatro mujeres no cesan de recordar a Rafael Orozco Maestre y, frecuentemente lo visitan en su tumba llevándole flores. En ese sagrado lugar se encuentran con seguidores que tampoco lo olvidan y tienen algo para mostrar y decir del papel que cumplió en la vida, como fue llevar alegrías a través de sus canciones las cuales nunca han dejado de sonar.
El tiempo pasa y los recuerdos están detenidos en distintos puntos de la geografía nacional, incluso en el exterior, y para Clara Elena Cabello, como ayer, le sigue gustando la canción que ‘Rafa’ le dedicó, ‘Sólo para ti’. “Yo siento que te he querido y te quiero más”.
También, en la lápida de su tumba ella mandó a elaborar la imagen de ‘Rafa’ cantando, donde aparece feliz así como ella lo tiene pintado en su memoria, y con la letra original de la canción, tal como la compuso su autor, que en uno de sus apartes señala:
“Lo mejor que me ha pasado en toda mi vida, ha sido tenerte a ti como compañera, me has dado cosas tan bellas como mis hijas, que vivo y doy mi vida sólo por ellas”.