Colombia ha sido suspendida de manera definitiva del Grupo Egmont, una red internacional de intercambio de información financiera que lucha contra delitos como el lavado de activos y la financiación del terrorismo.
La decisión fue tomada luego de que el presidente Gustavo Petro revelara información sobre la compra del software de espionaje Pegasus, lo que desencadenó preocupaciones sobre la falta de independencia de la Unidad de Inteligencia Financiera (Uiaf) del país.
El Grupo Egmont, compuesto por 177 países, justificó la suspensión alegando que Colombia no cumple con los estándares de independencia de la Uiaf respecto de otras entidades, en particular la Presidencia de la República. La filtración de información sensible por parte de Petro afectó la confianza en la gestión de la inteligencia financiera del país, lo que llevó a esta drástica medida.
Esta sanción tiene graves implicaciones para Colombia. En primer lugar, el país perderá el acceso a valiosa información financiera que se comparte entre las unidades de inteligencia de los países miembros; esta información es clave para detectar redes de lavado de activos y otras actividades ilícitas. Sin acceso a esos datos, Colombia enfrentará dificultades para rastrear el flujo financiero de organizaciones criminales transnacionales, como el ELN y el Tren de Aragua.
Aunque Colombia puede recibir apoyo de agencias internacionales como la CIA o la DEA, la suspensión limita la capacidad del país para cooperar eficazmente en investigaciones financieras internacionales. Además, la medida podría generar desconfianza en el sistema financiero colombiano, afectando negativamente la atracción de inversiones extranjeras.
La suspensión de Colombia no es irreversible. Existen precedentes de países que han sido readmitidos en el Grupo Egmont, como El Salvador, que fue suspendido entre octubre de 2018 y julio de 2019. Sin embargo, durante ese período, El Salvador experimentó retrasos en investigaciones importantes, lo que demuestra las serias consecuencias de estar fuera de esta red.
El desafío para Colombia ahora es recuperar la confianza de la comunidad internacional y restaurar la independencia de su unidad de inteligencia financiera, para así reingresar al Grupo Egmont y fortalecer su lucha contra el crimen financiero.