Durante el 68º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas, la canciller de Colombia, Laura Sarabia, instó a la comunidad internacional a reformar el discurso antidrogas y solicitó la exclusión de la hoja de coca de la lista de sustancias dañinas.
Desde Viena, Sarabia reafirmó el compromiso del país con la erradicación de cultivos ilícitos, aunque subrayó que, pese a los esfuerzos y los miles de millones invertidos, no se ha logrado frenar el consumo, la producción y el tráfico de drogas. Asimismo, destacó el impacto del narcotráfico en la sociedad colombiana, señalando su relación con la financiación de grupos armados, la deforestación y la violencia en diversas regiones.
Colombia presentó una propuesta concreta basada en dos puntos clave. Primero, la exclusión de la hoja de coca de la lista de sustancias más dañinas, argumentando que su consumo tradicional no es perjudicial y que su aprovechamiento industrial podría reducir el control de los narcotraficantes. Segundo, la implementación de alternativas económicas para las comunidades afectadas por el narcotráfico, promoviendo cultivos como el cacao y el café en regiones como el Catatumbo y el Cañón del Micay.
Además, la canciller solicitó revisar los mecanismos de financiación internacional, recordando que Colombia es el segundo mayor contribuyente a la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, después de Estados Unidos. Finalmente, Sarabia hizo un llamado a reformar el régimen antidrogas y adoptar estrategias más efectivas contra el narcotráfico.