El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, instó a lograr una «paz real y duradera» este año, en el marco del tercer aniversario de la invasión rusa. Durante un evento en Kiev, acompañado por líderes internacionales aliados, Zelenski enfatizó que la paz no será otorgada por el presidente ruso, Vladímir Putin, sino que deberá ser ganada a través de «la fuerza, la sabiduría y la unidad».
Mientras Ucrania reafirma su postura de resistencia, Rusia declaró que está dispuesta a negociar, pero solo cuando un acuerdo de paz «le convenga». El canciller ruso, Serguéi Lavrov, afirmó en Turquía que las hostilidades cesarán únicamente si las condiciones favorecen a Moscú. Al mismo tiempo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, criticó a los países europeos, acusándolos de querer prolongar el conflicto a través de sanciones y apoyo militar a Ucrania.
Líderes como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, viajaron a Kiev para mostrar su respaldo a Ucrania. Von der Leyen anunció una nueva ayuda de 3.500 millones de euros para la nación.
Sin embargo, la ausencia de Estados Unidos en la reunión llamó la atención. La administración de Donald Trump ha iniciado conversaciones directas con Moscú sin la participación de Kiev ni de sus aliados europeos, lo que ha generado preocupación en Ucrania sobre un posible cambio en la postura estadounidense respecto al conflicto.
Mientras las discusiones diplomáticas continúan, el conflicto sigue en el terreno. Un incendio fue reportado en la refinería de petróleo de Riazán, al sur de Moscú, luego de un ataque con drones ucranianos, en una de las acciones más recientes de la guerra. La incertidumbre sobre el futuro de Ucrania persiste, mientras el país enfrenta la posibilidad de concesiones territoriales a cambio de un alto el fuego.