Este 18 de diciembre el Dicasterio para la Doctrina de la Fe anunció que «es posible bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo».
Es importante destacar que el dicasterio es el más antiguo de los departamentos de la Curia romana. Su sede es el Palacio del Santo Oficio en Roma y fue fundado para defender a la Iglesia Católica de la herejía y es el organismo responsable de promulgar y defender la doctrina católica romana.
En relación a esta decisión el medio católico Aleteia aclaró que de acuerdo a este anunció, esta bendición no debe ritualizarse ni imitar el matrimonio cristiano, que sigue siendo entre un hombre y una mujer.
El medio aclara que el texto no pretende legitimar las uniones irregulares a los ojos de la Iglesia, sino proponer una “caridad pastoral”.
En la publicación se explica que este texto comprende 9 páginas y está titulado “Fiducia suplicans” sobre el significado pastoral de las bendiciones y es una “declaración”, un documento de gran valor doctrinal, el último de los cuales data del año 2000.
Este documento es reconocido como algo innovador ya que, en marzo de 2021, este mismo Dicasterio había explicado que no era posible conceder la bendición a parejas homosexuales ni a nadie que mantuviera relaciones sexuales fuera del matrimonio, es decir, “fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer que están en sí mismos abiertos a la transmisión de la vida”.
Sin embargo, respondiendo a “la visión pastoral del Papa Francisco”, se destaca la necesidad de “ampliar” y “enriquecer” el significado que comúnmente se da a la palabra “bendición”, antes reservada al ámbito litúrgico.
El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cardenal Víctor Manuel Fernández explica que “Desde un punto de vista estrictamente litúrgico, la bendición requiere que lo que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios expresada en las enseñanzas de la Iglesia”.
Fernández señala que «El Papa Francisco nos ha exhortado a no perder la caridad pastoral que debe impregnar todas nuestras decisiones y actitudes, y a evitar convertirnos en jueces que no hacen más que rechazar, rechazar y excluir”.
En este sentido, “es posible bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo, en una forma que no tiene que ser fijada ritualmente por las autoridades eclesiásticas, para no crear confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio».
Aunque no está ritualizada, esta bendición “ofrece a las personas un medio para aumentar su confianza en Dios”