Al menos 33 migrantes murieron este miércoles en la localidad panameña de Gualaca, cuando el autobús en el que viajaban hacia un albergue en su tránsito a Estados Unidos cayó a un precipicio, mientras que otra veintena de personas resultaron heridas.
Samira Gozaine, directora de la Autoridad de Migración del vecino país, dijo que al parecer el conductor del autobús se pasó de la entrada del albergue y cuando giraba para retomar la carretera, chocó contra otro vehículo y cayó a una pendiente.
El bus, que había salido de la región del Darién, en los límites con Colombia, llevaba unos 70 migrantes hacia el albergue Los Planes de Gualaca, en el occidente del país centroamericano.
Entre los heridos hay al menos cinco menores de edad, dos de ellos con lesiones graves, según informaron los medios locales. Aún no se han dado detalles sobre la identidad de las personas fallecidas.
Panamá recibe a estos viajeros en estaciones donde toman sus datos biométricos y les ofrecen asistencia de salud y alimentación, tras lo cual son trasladados en buses hacia la frontera con Costa Rica para que sigan su rumbo.
El ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, confirmó que en el transporte viajaban tanto personas nacionales de Panamá como «migrantes que estaban en tránsito» por el país.
Miles de migrantes irregulares llegan desde Colombia caminando a través de la exuberante selva, donde nunca se ha podido construir un tramo faltante de la carretera Panamericana debido a la vegetación, ríos y pantanos. Muchos fallecen en ese periplo. Esta frontera selvática de 266 km de largo y 575.000 hectáreas de superficie es una ruta plagada de peligros, como animales salvajes, ríos caudalosos y grupos criminales.