Recientemente en la ciudad de Bogotá, el Centro Regional de Empresas y Emprendimientos Responsables, propició una amena conversación sobre la transición energética justa en el Cesar y La Guajira, en el que participaron distintos actores de esos dos departamentos.
El objetivo de ese primer diálogo es posicionar a escala nacional y local los debates y discusiones alrededor de temas y problemáticas de gran relevancia en el país sobre los cuales el centro viene desarrollando investigaciones como el de la transición energética justa.
En ese primer diálogo, quedó claro que los grandes proyectos de energía eólica serán una realidad para La Guajira pese a las enormes dificultades por las que atraviesan las empresas ejecutoras por el precario relacionamiento con las comunidades.
José Fernando Gómez, director ejecutivo del Centro Regional de Empresas y Emprendimientos Responsables, en esa primera conversación expresó que las actividades empresariales implican la interacción necesaria entre empresas y todos los actores, comunidades, trabajadores y trabajadoras, institucionalidad, institucionalidad local, no solo en nivel nacional.
Recordó que hace ocho años realizaron una evaluación integral de los impactos de la minería en Colombia, en donde quedó claro la necesidad
de pensar en el mundo más allá del carbón en departamentos como el Cesar y La Guajira.
Para ese momento estaba arrancando la Agenda de París de 2015 de descarbonización de la economía, se presentó la pandemia que generó un cese de las operaciones en La Jagua y Calenturitas en el departamento del Cesar, que de manera abrupta dio pie para los cierres mineros antes de tiempo.
Precisó que llega entonces el tema de la transición energética justa, razón que los llevó a desarrollar una serie de investigaciones en el territorio y conversaciones con diferentes actores para analizar la situación de manera clara y respetuosa.
En ese orden el Centro Regional de Empresas y Emprendimientos Responsables, propuso una pausa frente a los proyectos de energía eólica que actualmente se desarrollan en los departamentos del Cesar y La Guajira.
Es decir, conversar un poco más lento y pausada sobre los que debería significar la transición energética, que en el caso de Colombia existen tres conversaciones distintas porque no hay una decisión que se tome desde un escenario global que no tenga repercusiones directas en el territorio.
Expresó, que en el trabajo desarrollado en el territorio han logrado detectar ciertos impactos que sin duda se han mezclado con situaciones heredadas y acumuladas.
Puntualizó también, que por ejemplo con cierres abruptos de operaciones mineras como en el departamento del Cesar se presentan impactos en derechos concretos en términos de despidos, de pensiones. “Las mujeres por ejemplo, en una economía como la minera tienen impactos desproporcionados, también a quienes normalmente se les asignan los roles de cuidado.
Además, que el desempleo en las mujeres es mayor que el de hombres en donde los departamentos del Cesar y La Guajira no son la excepción, a lo que se suma la corrupción histórica con revitalización de poblaciones de comunidades y de grupos víctimas del conflicto armado.
Manifestó que entonces lo que hay es una complejidad enorme, donde también han visto una relación marcadamente transaccional entre comunidades y empresas.
“Si no rompemos la dinámica, pues seguramente no vamos a tener una diversificación productiva de largo aliento, y que realmente genere empoderamiento en las comunidades y en los actores del territorio”, agregó.
Puntualizó, que en los departamentos del Cesar y en La Guajira, es necesario conectar con una discusión a nivel nacional que aún no está resuelta como es qué tipo de transición es la mejor, por eso el llamado a la pausa.
Argumentó que a pesar de las conversaciones sobre seguridad y justicia energética, existen territorios en Colombia que aún no tienen acceso a energía.
“En términos de la transición energética, supone una simultaneidad de transiciones desde lo fiscal, territorial, productiva, laboral, transicional e incluso cultural”, dijo.
Así mismo compartió que las voces del territorio son aquellas que se tienen que oír a la hora no sólo de hacer políticas públicas, sino de tomar decisiones desde el nivel global y espacios como los que se vienen manejando desde el Centro Regional de Empresas y Emprendimientos Responsables.