Desde hace varias semanas en el sur de La Guajira, soplan vientos gélidos de lo que podría transformarse en una protesta social que amenaza con dejar bloqueado a este departamento con el resto del país.
Los vientos están pasando de fríos a caliente. En Caracolí – Sabanas de Manuela, dos pequeñas poblaciones enclavada al pie del río Ranchería, donde nace la Presa El Cercado, sus casi dos mil habitantes se declararon en asamblea permanente.
En el 2004 cuando se comenzó a construir la Presa El Cercado, el Incoder les prometió de todo. Una nueva carretera para reemplazar a la vía que quedó sepultada bajos las aguas del río. También se comprometieron en la recuperación del sistema de acueducto y de la hidroeléctrica construida en la década de los 80s por el proyecto Pesenca, dirigido por el alemán, Hort Fins.
Los cumplimientos fueron a medias. Se construyó una vía que continuamente es afectada por avalanchas de piedras que mantienen aislada a la población. Pese a estar al pie de una reserva de 198 millones de metros cúbicos de agua, sus pobladores carecen de acueducto. La hidroeléctrica, arrastrada por las corrientes del Ranchería, nunca fue recuperada. Ahora los habitantes sufren por las altas tarifas, las fluctuaciones y los cortes del servicio de energía.
El incumplimiento, no solo afecta a Caracolí, el hermoso pueblo asentado en el pie de monte de la Sierra Nevada, en donde se pierden las cosechas de los campesinos e indígenas, debido a las avalanchas que cierran la carretera. También están perjudicados, Marocazo, La Laguna, Tembladera, Sabanas de Joaquina, y otras comunidades indígenas, cuya única fuente de ingreso es la agricultura.
Ellos están dispuestos a bajar masivamente para cerrar la carretera que une al norte y sur de La Guajira, tal y como ocurrió hace más de un año, cuando por las mismas circunstancias bloquearon el puente del Guanábano, en la vía Distracción – San Juan del Cesar.
Los otros vientos de protestas están concentrados en un ‘remolino’ que no ha podido resolver el Gobierno nacional, en donde transportadores, no han recibido el cumplimiento de una agenda presentada hace un par de años, pero que no ha tenido eco por parte del Estado Central.
En la agenda de peticiones figuran los combustibles, cuyos precios están disparados pese a que en el Cesar, la misma gasolina tiene valores inferiores. Los transportadores del sur, donde se concentran los vehículos de servicio público y mototaxistas, exigen cumplimiento a los acuerdos para mejorar la carretera entre Puente Pereira – Cuestecita, y otros temas, nada del otro mundo, pero que cada día, se convierte en una bola de nieve, producto de la inconformidad de la gente.
Confiamos en que las partes puedan tener el famoso ‘diálogo genuino’ que el presidente Gustavo Petro, ha venido pregonando.