Hace más de una semana el país se alegró por la puesta en servicio de la primera gran planta de energía solar en el Caribe. No fue en La Guajira como se esperaba. La obra se erige en La Loma, Cesar, y se constituye en una muestra de la gran transición eléctrica que vive el mundo.
La península de La Guajira es quizás la región llamada a ser la élite y líder en generación energética alternativa. Ese es el anhelo de todos. Así estaba en el papel. El problema es que nuestro Departamento se está quedando relegado por diferentes razones.
Son múltiples las razones que inciden para que los 19 proyectos de la península se encuentren estancado. La primera de ella es la inseguridad.
Existe una inseguridad generada por las bandas de asaltantes dedicadas a atacar a los empresarios y trabajadores vinculados a los proyectos. La otra es el problema de orden social que provoca a diario reacciones de todo tipo por parte de las comunidades, las cuales bloquean y obstruyen la construcción de las obras.
Son dos factores relevantes que se han constituidos en bastiones para que los inversionistas, tomen decisiones de retirarse de la región. Tres personas vinculadas a los proyectos han sido secuestradas dentro de ese marco de inseguridad que presenta la región, que no solo afecta los proyectos de generación de energía, sino que ataca la industria del turismo.
El año pasado la empresa Enel fue la primera en tomar la decisión de levantar la carpa. Los empresarios anunciaron su intención, no hubo apoyo del Gobierno nacional y territorial, lo que finalmente provocó la salida de una empresa que había avanzado en la construcción de su proyecto.
Ahora el turno parece corresponderle a Celsia, una empresa líder de Transmisión y Distribución, cuyos directivos han dejado entrever su decisión de irse del territorio guajiro.
Eso parece no interesarle a nadie. Da la impresión que el problema fuera para los inversionistas. No se piensa más allá de lo que podría ocurrir en la región si todos los proyectos se caen.
En el pasado han ocurrido casos de proyectos como la Camaronicultura, una técnica de acuicultura que consiste en la cría de camarones para consumo humano, en estanques que alcanzaron a ser construidos y puestos en servicio, pero que al final, los robos, el disparo del valor de la tierra, y la falta de otros componentes como las plantas de hielo, laboratorios y puertos de embarques para la exportación dieron al traste con la intención.
Miles de millones aportados por la Gobernación, los municipios y el sector privado, se perdieron ante la mirada indolente de todos; nunca se investigó lo que pasó.
Claro, que existen otros intereses de fondo que vienen dando al traste con los proyectos de producción de energía limpia en este territorio.