Los años pasan y en Paraguachón, zona fronteriza entre Colombia y Venezuela, por La Guajira, sus habitantes siguen esperanzados en mejorar su calidad de vida, que solo puede ser posible si llega la inversión social de parte del gobierno departamental, la administración municipal de Maicao y el Gobierno nacional.
Paraguachón se sigue comportando como una frontera viva entre los dos países, cientos de personas del país de Venezuela pasan por esa zona fronteriza para llegar a otros sitios en busca de trabajo y comida.
Los habitantes de ese corregimiento de Maicao, viven la indiferencia de las autoridades de poder, que poco se han interesado en su suerte, a pesar de los reclamos exigiendo solución a problemas que se han agudizado desde que el gobierno venezolano rompió relaciones con Colombia.
La crisis de Venezuela sigue afectando a los pobladores de Paraguachón, quienes vivían del cambio de moneda, de la venta de productos procedentes de ese país, del paso permanente de camiones cargados de mercancías, de la venta de comidas, en fin, de una actividad comercial que se movía diariamente.
Hoy en esa zona fronteriza el panorama es otro, el desempleo en aumento, las necesidades básicas siguen insatisfechas, la falta de agua es evidente, en fin afrontan miles de necesidades en medio de una tensión generada por los presidentes de Venezuela y Colombia, que de alguna manera también afecta el diario vivir de esa comunidad de La Guajira.
No es justo abandonar a su suerte a quienes hoy siguen viviendo en el corregimiento de Paraguachón a pesar de los vientos de guerra, a esas cientos de familias que siguen sintiendo el abandono estatal, y que sobreviven en un territorio donde hay mucho por hacer, por eso el llamado a las autoridades para ejercer soberanía, pero también para llevar solución a esos problemas como la puesta en servicio del sistema de acueducto y alcantarillado, y evitar que esa obra se convierta en un elefante blanco.