El éxito de la gran mayoría de las iniciativas presentadas, giran alrededor de la pasión y la disciplina que le imprimen a sus actividades, pero también de reconocerse en la cotidianidad de la comunidad.
Es decir, se puede generar empresa sin creer que todo gira alrededor del recurso económico que puedan lograr desde lo público, el éxito no está allí, es necesario trascender a otras esferas.
Otro de los aportes que dejó el Congreso es el valor que en otras regiones se da a los procesos culturales, la apropiación por cada expresión del arte y el respeto a quienes lideran estas iniciativas.
El respeto, el entendimiento y el reconocimiento contribuye para mostrar mejores resultados en ese trabajo en equipo que tanto se promueve y que es fundamental en la cotidianidad de una empresa.
Perder el miedo al fracaso como lo expresó el diseñador de modas Miguel Becerra, en el panel sobre casos de éxitos de economía naranja a nivel nacional, es otra de las motivaciones claras para emprender cualquier iniciativa.
Ahora lo importante, es que aquellos que participaron como público logren de alguna manera hacer uso de todo ese insumo que compartieron los representantes de las iniciativas presentadas en los dos días del Congreso, y logren desarrollarlo para que en un tiempo también sean el ejemplo de cómo triunfar sin estar siempre ligados a los recursos estatales.
Es hora de crecer, de replicar también esos ejemplos como el de las maestras artesanas wayuú que iniciaron un trabajo en equipo desde el respeto, el reconocimiento y la equidad, y lograron trabajar con una reconocida marca a nivel nacional e internacional mostrando el valor cultural del tejido para consolidar un negocio que les permite hoy gozar de una mejor calidad de vida.