Con la muerte de 21 seres humanos en la escuela de Cadetes General Santander en Bogotá, el dolor de los familiares quedó en el número infinito de importancia para un gran sector de los colombianos que una vez ocurrido el hecho, politizaron el atentado para sacar ventajas en favor o en contra del gobierno, la derecha o de la izquierda.
Consideramos que politizar el dolor causado a las víctimas y deudos de quienes cayeron en esta tragedia, incluido hasta quien cometió el atentado, es un acto de crueldad. Meterle política a un acto de sangre cualquiera que sea su efecto final, no deja de ser un placer para la persona que la inflige en medio del dolor de los familiares de las víctimas. Es imposible pensar que hay personas que militan en las sendas del sadismo y la perversión.
El dolor de las víctimas y de los familiares del atentado en la escuela de Cadetes General Santander, lamentablemente tomó partido entre la conciencia de la izquierda y la derecha, y quienes no estamos en medio del cruce ideológico consideramos repugnante y aberrante tal posición de quienes defienden la guerra sin cuarteles, de quienes justifican la muerte como un hecho político y de aquellas personas que sacan ventajas cuando hay derrame de sangre.
La polarización politiquera en Colombia está llevando a sus militantes a no actuar como seres humanos, nos estamos convirtiendo en uno seres irracionales que no percibimos y mucho menos palpamos el dolor de los demás, desconociendo cualquiera que sea la condición de la persona al momento de morir, de ser así, quienes tienen este comportamiento se han convertido en la máquina de la politiquería que funciona con la corriente de la autocracia.
Tenemos que condenar el terrorismo, debemos buscar que el actual gobierno deponga sus intereses de partido y los guerrilleros del ELN dejen de estar cometiendo actos atroces que empañan con sangre el dolor de este país. Las personas que defienden la guerra de manera descarada, impúdica y deshonesta, merecen nuestra desaprobación.
Los colombianos debemos ser agentes de paz, llamar al gobierno del presidente Iván Duque que le preste poca atención a quienes le hablan al oído y le incendian su proceder. Gobierno y guerrilla del ELN deben ser más humanos y no permitir que la guerra sea el negocio lucrativo para las partes en conflicto.
La confrontación bélica en cada Estado es normal en medio de la guerra del poder en donde se generan luchas, batallas y enfrentamientos que al final termina en violencia, pero en medio la utilización de la fuerza física entre los bandos en conflictos, caen inocentes y personas ajenas a la confrontación, hecho que no compartimos. Qué lástima que todavía quedan personas que quieren ponerle color político al dolor de quienes caen en la guerra.