Después un año de cautiverio por la pandemia Covid-19, la Batalla de Flores del Carnaval de Barranquilla, volvió a expresarse libremente y ser el cumulo de emociones, el estallido de la alegría represada en los corazones de centenares de actores y asistentes
A las 12 del mediodía arrancó la fiesta más alegre del mundo: la Batalla de Flores en el Cumbiódromo de la Vía 40.
Volvió la felicidad a los barranquilleros y turistas que colmaron los palcos, los minipalcos y las sillas.
Era el Carnaval de la vida y los asistentes lo vivieron de principio a fin. Era un desahogo de año y medio.
El primer bloque estuvo conformado por más de 100 disfraces, que le dieron apertura al desfile de la Batalla de Flores.
Marimondas, garabatos, disfraces, cumbiamberos y picós siguieron prendiendo la fiesta. Muchos gozaban detrás de los palcos, en las sillas y varios se colaron y se sentaron en los bordillos de la Vía 40.
El Cumbiódromo se transformó en una verdadera verbena gigante como se había planificado.
Ganó la vida y se gozó la Batalla de Flores en honor de los que ya no están. Pero con autocuidado y responsabilidad social.