Un edificio que alguna vez fue utilizado por el narcotráfico como hotel, restaurante y discoteca ha sido transformado en la Residencia Estudiantil Ancestral, un espacio destinado a albergar estudiantes indígenas de la Universidad del Magdalena.
El inmueble de cuatro pisos, ubicado en el barrio La Bolivariana, al oriente de Santa Marta, estuvo en manos de personas vinculadas al narcotráfico hasta que fueron capturadas y enviadas a prisión. Como resultado, la Sociedad de Activos Especiales (SAE) tomó el control del edificio y lo entregó a la universidad para su administración.
Con una inversión cercana a los 700 millones de pesos, la Universidad del Magdalena adecuó el espacio para ofrecer un hogar digno y gratuito a 33 estudiantes indígenas de las comunidades Kogui, Arhuaco, Chimila, Wiwa, Kankuamo y Wayuú. El recinto cuenta con habitaciones, restaurante con alimentación gratuita, patio de ropas, recepción y zonas interculturales con exposiciones de piezas arqueológicas, mochilas y mensajes de las autoridades indígenas.
El viceministro de Educación, Ricardo Moreno, presente en la inauguración el lunes 24 de febrero, destacó que este es un avance significativo para garantizar la permanencia de los jóvenes en la universidad. “Es una residencia ancestral que permitirá a los estudiantes condiciones adecuadas para vivir y estudiar en la ciudad”, señaló.
Por su parte, el rector Pablo Vera Salazar resaltó la importancia del proyecto, ya que muchos estudiantes indígenas han enfrentado dificultades para permanecer en la institución debido a la falta de un lugar donde vivir.
Las autoridades planean replicar esta iniciativa con otros inmuebles incautados al crimen organizado, con el fin de generar más oportunidades para la educación y la inclusión social en la región.