En La Guajira, Fonseca, San Juan y Dibulla, son los municipios que les salió la Virgen y hoy tienen la bondad de pertenecer al club de los Pdet.
Estas poblaciones Guajiras esperan superar el letargo que padecen tras décadas de conflicto armado y abandono estatal, por medio de los recursos del proceso de paz. Estos recursos, más las inversiones normales y de regalías que se hacían, representan una nueva bonanza de inversión.
Aunque municipios como Villanueva, Uribia, Maicao, entre otros, también fueron azotados por la violencia, no fueron beneficiados por falta de gestión para esta inversión tan importante.
Ellos en los años 90 vivieron muchas situaciones difíciles, los campesinos de la zona con las Farc y con otros actores del conflicto armado, lo que trajo consigo mucho desplazamiento, campesinos que abandonaron sus tierras, ganaderos, comerciantes, profesionales, que por motivos de secuestros y extorsiones sufrieron también una gran afectación.
Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial –Pdet– son una herramienta de planificación cuyo objeto es intervenir y transformar los territorios más golpeados históricamente por el conflicto armado; gran parte de La Guajira fue afectada, pero solo 3 municipios fueron los beneficiados.
Esta ‘bonanza’ de la paz, debe mostrar resultados tangibles; con la gestión hecha por administraciones del periodo anterior y de comunidades que identificaron muchas necesidades, se dieron esas iniciativas, que luego se convirtieron en proyectos para las zonas rurales pagando así una deuda social con los habitantes de esas zonas.
Hoy en hombros de los actuales alcaldes de esos municipios quienes tienen la responsabilidad de la contracción de las diferentes obras aprobadas, debe reflejarse un mejor vivir.
Este es un Programa subregional de transformación integral del ámbito rural a 10 años a través del cual se puso en marcha en los territorios más afectados por el conflicto armado, la pobreza, las economías ilícitas y el abandono institucional.
A las comunidades hay que apoyarlas a retomar sus vidas, para que olviden ese pasado triste que atormentó a sus familias.
Nuestra historia, no ha estado exenta de padecer desplazamientos y abandono de tierras en razón del conflicto armado; así hayan sido 3 de los 15 municipios los beneficiados por este Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial.
Esta importante inversión debe ser ejecutada con responsabilidad y transparencia para que esas comunidades rurales que para muchos no significa nada electoralmente, sean beneficiadas y así mejorar su calidad de vida; que estos recursos que se inviertan en la implementación del Acuerdo de Paz, para que ese pasado se supere y se transforme de verdad verdad en justicia paz y reparación.
Después de muchos años en medio de este conflicto, en la Guajira también hay que transitar hacia la reconciliación y el cambio, como todavía se sueña, hay que recoger los frutos del proceso y así recuperar la tranquilidad esquiva por muchas décadas dejando un manto de tristeza, luto y pobreza.
Eso se logra con responsabilidad, compromiso y sentido común, las corporaciones autónomas, las ONG, las organizaciones, las Juntas de Acción Comunal y todo habitante de las zonas rurales deben convertirse en un supervisor natural, para que esta importante inversión llegue donde tenga que llegar, sin peajes ni coimas; sin corrupción.
Ya en una fase fueron aprobados 11 proyectos que serán ejecutados con recursos de regalías por $140.829 millones, a través del Ocad Paz, para potenciar la reactivación económica y el desarrollo rural de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena.
Bienvenida la bonanza de Pdet.