Es claro que la derecha radical tiene candidata y es quien mejor se adapta a su pensamiento extremo, María Fernanda Cabal, seguro será la ganadora en la consulta del Centro Democrático, una mujer impulsiva a la que no le da miedo expresar sus ideas retrógradas y militaristas de mano de hierro, es consecuente con lo que hace y dice, sabe que hay un electorado sediento de guerra con hijos ajenos, que jamás perdonará los crímenes de las Farc y va a asociar cualquier expresión social que trate de cerrar la desigualdad y acabar la pobreza con el comunismo.
Es la candidata que representa el establecimiento de los poderosos, quienes tiemblan ante el aumento de impuestos o pérdida de privilegios y hábilmente, utilizan a Venezuela y Cuba como paradigmas para meter miedo. Muchos incautos prefieren votar por la Cabal para evitar que una expresión de izquierda llegue y harán lo necesario para lograrlo, aunque el precio a pagar sea que se instale en el poder un modelo como el del ultraderechista y populista Nayib Bukele de El Salvador.
Cabal pretende gobernar para ejercer venganza contra todo lo que sea cercano a Santos y a las Farc, para ella y sus amigos extremistas, un país reconciliado no existe, ni existirá porque siempre les ha beneficiado la guerra. Seguro promovería el porte de armas para que la gente salga a la calle y mate delincuentes a diestra y siniestra, cómo su seguidor Andrés Escobar en las protestas de Cali.
Sería, sin duda, una sepulturera del acuerdo de paz para salvar a sus amigos militares, un detonante más para la violencia; si con Duque las masacres llegan a 100 por año, con María Fernanda Cabal podrían pasar de 200; los líderes sociales que se prepararen, porque si llegara a ganar, lo que viene es más candela; el glifosato llovería por todas las regiones, incluidos páramos y Parques Nacionales; establecería el militarismo de doctrina para recuperar la seguridad democrática a sangre y fuego, con un estímulo para incentivar bajas, lo que recrudecería el miserable efecto de los falsos positivos, los militares se sentirán empoderados para hacer lo que les dé la gana y todo aquel que se atreva a levantar la voz, será tildado de guerrillero; incluso puede ser capaz de revivir el Estatuto de Seguridad de Julio César Turbay; la protesta social sería regulada y reprimida de la peor manera, para que nadie se atreva a salir a la calle.
En un eventual gobierno de la Cabal se multiplicarán los hijos de políticos en embajadas y consulados, además, el enfrentamiento con Maduro volvería a sus peores niveles. La ganadería extensiva estaría a la orden del día y destruiría gran parte de nuestros bosques, ni hablar del Amazonas, donde podría establecer un acuerdo con su inspirador, Jaír Bolsonaro, pero para terminar de destruir el pulmón del mundo.
Las minorías, especialmente las indígenas, también sufrirían por el maltrato y los inmigrantes venezolanos que se prepararen para ser deportados. Fedegán volvería a ser el imperio del despilfarro con recursos parafiscales de todos los colombianos. Esto es en el caso hipotético de que ganara, pero también es claro que su extremismo está muy disminuido y quienes siguen ese discurso retrógrado y sediento de sangre son minoría en el país.
En la última encuesta de CNC marca el 4%, pero a medida que se acerque la elección y cuando se decanten los demás candidatos, puede subir y junto ‘Fico’ Gutiérrez pueden ser quienes definan ese lugar para enfrentar a Petro en segunda vuelta, ya que el Centro está muy dividido y sin norte.