Cada día se acercan más las elecciones presidenciales del 2022 y no se ve rival para Gustavo Petro, el único candidato que hoy, según las encuestas, tiene un cupo asegurado en segunda vuelta y está llenando plazas.
Muchas conjeturas hacen aquellos que se aferran a la derecha que nos llevó a este caos y no quieren dar el brazo a torcer, que Uribe en 2002 en esta época estaba en 3% y luego ganó, que Duque apareció 3 meses antes y también ganó; pero lo real, es que en política no se pueden comparar elecciones, como si los tiempos y los electorados fueran los mismos, hoy el país es diferente, además parece que esos candidatos no entendieran ese país para ser elegidos y ocupar ese lugar en segunda vuelta, en cambio sí hay fenómeno alrededor de Petro, que puede determinar un cambio sustancial en la política, muy parecido cuando cayó el PRI en Mexico que gobernó por 70 años y se llegó a llamar la dictadura perfecta.
¿Pero por qué esos candidatos no despegan? Todos tienen un factor común, carecen de liderazgo y humildad para buscar la unidad que aleje a Colombia de los extremos, no tienen agenda programática coincidente, tampoco tienen calle, ni pega pega, pero sí egos inflados; se están enfocando en agredir al puntero y satanizándolo.
Un día Oscar Iván Zuluaga dice que Petro nunca ha pagado una nómina; María Fernanda Cabal afirma que Petro va acabar todas las empresas, luego Peñalosa saca un libro y dice que no es para hacer campaña como Petro; Juan Carlos Echeverry, evocando el miedo, asegura que Petro no va a entregar el poder; después Fico Gutiérrez que Petro es comunista y el principal peligro para la democracia. Están tan enfrascados en atacarlo que ni se percatan que le están haciendo la campaña.
Sergio Fajardo viene cayendo en las encuestas, basa su campaña en una superioridad moral que no le permite hacer alianzas con nadie, a pesar de estar imputado por la Fiscalía y sancionado por la Contraloría; lo mismo Juan Fernando Cristo, el mejor alumno de Ernesto Samper; Alejandro Gaviria, bajo la sombra de César Gaviria llegó como el salvador y tampoco ha marcado diferencia.
En el Centro Democrático todavía creen que es el que diga Uribe, y sus candidatos no pueden estar peor. En cuanto a Peñalosa, solo cuenta con el respaldo del empresario Mario Hernández y cree que eso será suficiente. Federico Gutiérrez, a quien quieren perfilar como la bisagra entre el uribismo y el centro, tampoco brinda esperanzas, tiene un discurso muy pobre. Juan Manuel Galán, pese a haber recibido el espaldarazo del Nuevo Liberalismo, tampoco sube y está encapsulado en una coalición de la esperanza que cada día se hunde más.
Jorge Enrique Robledo, aferrado a su propio ego y soberbia tampoco corta ni presta el hacha. En fin, el horizonte está demasiado enrarecido para que salga un candidato fuerte, porque se están desgastando entre ellos y el tiempo corre, cuando quieran reaccionar puede ser tarde, ya Petro se está dando cuenta de que si apura un poco y logra algunas alianzas a su pacto histórico, puede ganar en primera vuelta.