La dirigencia política, gremial y social de Riohacha no tienen unificado en la actualidad un discurso que le sirva de orientación a sus habitantes, el mismo que pueda esclarecer las diferentes dudas y percepciones que se le presente a cualquier parroquiano, y evite que en el Parque Padilla los integrantes del ‘Congresisto’ conviertan a la ciudad en la verdadera la Torre de Babel.
El alcalde, los concejales, la dirigencia política local y los gremios, van muy distantes del discurso que maneja la ciudadanía relacionado con la percepción en todos los aspectos que enrolan a los habitantes con desenvolvimiento de la ciudad.
A Riohacha los últimos alcaldes la dejaron de proyectar como la ciudad que los habitantes de bien queremos y más bien está encasillada en el día a día, perdiéndose con todo esto los diferentes arraigos que se deben tener ante la presencia masiva de nuevos actores de la sociedad, producto de la avalancha de venezolanos. Riohacha no tiene un discurso unificado de ciudad y quienes están aquí, buscan afanosamente un norte que le permita adaptarse y aclimatarse frente a lo que se puede y debe hacer.
Los nuevos ciudadanos de Riohacha miran al infinito y no encuentran un líder que los oriente en la nueva cartografía social. El nuevo ciudadano comienza a construir su desorden desde que pisan suelo riohachero y aplica el comportamiento habitual de su entorno, quedándole la fotografía inicial del desorden. En el pienso luego existo, le escuché al entonces alcalde de Riohacha, Rafael Ceballos, desarrollar el ‘Plan Prospectivo Estratégico Riohacha 470 años’, el cual le dio a los habitantes de esa administración una orientación para construir una ciudad equitativa, competitiva y próspera para todos.
En este plan de ciudad se involucraron el Observatorio del Caribe Colombiano, la Cámara de Comercio de La Guajira, los concejales, la dirigencia política y los gremios en general, mientras que la sociedad como tal estuvo alineada en los componentes prospectivos que le brindaba la administración de ese entonces, tanto que Riohacha se convirtió en Distrito, se consiguió la cédula y se le definió la fecha de su fundación.
Se fue Rafael Ceballos y Riohacha perdió el rumbo. La ciudad ha quedado sin planificación y sin orientación desde la parte gubernativa y aunque muchos lean esta posición con el lente de la politiquería, en la administración de Rafael Ceballos, Riohacha se regía por un plan, tenía una orientación, tenía credibilidad y había liderazgo desde la Alcaldía. Deja Rafael Ceballos la administración y la ciudad pierde su rumbo y los ciudadanos quedan sin orientación construyendo una ciudad descuadernada.
Aquí no le estamos haciendo campaña a Rafael Ceballos, estamos reconociendo que su administración presentó para la ciudad un mapa social que orientaba a sus habitantes, les decía cuál era el camino que debería tomar y en efecto, en la administración de Ceballos los empresarios llegaron y sembraron su capital porque encontraban una ciudad próspera y con credibilidad en todos los sectores. Hoy hemos perdido ese rumbo, hoy no tenemos un discurso de ciudad.