En sociedades formalmente democráticas, la profundización y consolidación de la desigualdad y de la exclusión pareciera indicar que éstas son inherentes a la democracia. Es decir, democracia no equivale a igualdad, inclusión y bienestar, las “guerras intestinas” por el poder en La Guajira parece ser que continúan en el orden del día.
La Guajira se ha caracterizado por ser un departamento minero energético por la explotación de recursos naturales como la sal, el gas y el carbón; desde la década de los años ochenta, La Guajira asumió participar de la economía del país, con productos claves como el gas y la exportación como el carbón y parece que muchos no la han entendido, disminuyó erróneamente la vocación comercial y agrícola que en el pasado fueron fundamentales y hoy pagamos ese error, la dinámica económica se define a través de la minería.
La desigualdad, la ambición de poder y la exclusión, además de empobrecer, impiden la sana convivencia de la sociedad y de sus comunidades, la concreción de la ciudadanía y la observancia de los derechos humanos, violados sin darnos cuenta; sin negar el impacto de la pobreza en miles de guajiros, la desigualdad y la exclusión son aún más devastadoras. Los avances democráticos de las dos últimas décadas en nuestro departamento no han contribuido mucho a la superación de estos dos males. Los gobiernos de algunos departamentos han disminuido esas tasas de pobreza, por otro lado, es una cuestión muy debatida por sus implicaciones políticas, pero la desigualdad y la exclusión, la indiferencia de algunos gobiernos ante los perdedores, se han extendido y profundizado.
En el orden económico no sólo concentra la riqueza, sino que también el poder político, están profundizando más la crisis y la ingobernabilidad. La lógica de esta concentración de poder es contraria a la lógica de la democratización, porque la actividad política está al servicio de la acumulación y la concentración de la riqueza. De acuerdo con esta lógica, algunos gremios y grupos políticos del Departamento alegan ingobernabilidad, porque el gobierno de Fulano no satisface sus deseos y caprichos tal como lo hacían los gobiernos de zutano. Algunas organizaciones gremiales y políticas, sólo fulano podría gobernar, porque sólo este grupo les es incondicional; incapaces de distinguir la esfera pública de la privada y atemorizados por sus propios fantasmas.
Con la película montada por doble militancia a un gobernador electo por las mayorías, se pretendía perder una oportunidad única para romper con el pasado y empezar a administrar como lo demandan las necesidades de forma independiente. La armonía, los entendimientos, la capacidad de vivir con las diferencias y la ayuda de todos, puede sentar un precedente sobre cómo desarrollar, modernizar y hacer competitiva La Guajira. No desperdiciemos una gran ocasión para deponer los egos y los intereses personales, llegó la hora de querernos más, de vernos con respeto, de reconocer errores y virtudes sin envidias ni venganzas.