Otra pandemia que vivimos en Colombia y que viene azotando a las comunidades desde hace muchos años, es la corrupción, una situación histórica que se lleva por delante la esperanza de los colombianos, las oportunidades, el futuro de los niños, el presente de los profesionales y por supuesto se lleva también el sueño colectivo de ver a un país con prosperidad, con progreso, donde podamos notar el esfuerzo de nuestros gobernantes por ayudar y sacar adelante nuestra tierra, pero se han propuesto nada más en aprovecharse del pueblo, son ciegos para ayudar a los más vulnerables, pero como una avispa, con la ponzoña afilada en el manejo de los recursos del Estado.
Se trata de un virus moral que coloca al descubierto los pocos valores que tienen algunos, esas acciones delictivas que tienen como resultado el atraco a los dineros públicos y la burla a las necesidades de los más pobres.
También se logra percibir de lejos el poco interés que se tiene de ayudarle, de aportarle a un país tan golpeado por la pobreza, por la desigualdad, donde cada día crecen las cifras de estos problemas de manera exorbitante y sobre todo, un país atrasado con respecto a todos estos países de primer mundo que lideran el desarrollo económico y social, en temas de tecnología, ciencia e innovación.
Cada día en nuestro país salen a luz más escándalos de corrupción y no pasa absolutamente nada, pocos son los condenados por la justicia, quizás cómplice de esta situación, el único actor que sale lesionado de este gran flagelo es el pueblo y sus necesidades, es la hora hoy pleno siglo XXl esas necesidades básicas no se ven satisfechas en ningún campo social y de la vida, donde el Estado tiene la obligación de garantizar todas estas, en la actualidad y la historia lo dice, los más pobres son los que pagan todos estos actos viciados de antivalores, claro no son todos, pero son pocos los que trabajan de verdad por la ciudadanía.
No es posible que comunidades todavía no tengan acceso a servicios públicos domiciliarios y sobre todo que sean estables, como por ejemplo agua potable, fuente hídrica y vital para la vida e importante para todas las actividades diarias, no tienen alcantarillado y en fin un sin número de problemas que no deja obtener a las personas una vida digna.
Este abuso de poder que hace rato rebosó la copa, no tiene espacio en ningún lugar del mundo, pero se ha tomado todos los rincones de Colombia, según la Procuraduría General la Nación, entidad encargada de vigilar, controlar, adelantar y fallar investigaciones en contra de los servidores públicos que manejan los dineros del Estado, desde que inició la pandemia aumentó el número de casos de corrupción, son aproximadamente 1.286 por presuntas irregularidades solo en temas de emergencia sanitaria por Covid-19, de esos 1.286, se iniciaron 990 procesos preventivos, sincrónicamente se abrieron 296 registros, de los cuales en 123 se inició proceso disciplinarios.
Los derechos y servicios más afectados son la salud, donde muchos hospitales del país están en quiebra, en una gran crisis fiscal por esta situación, la educación donde se ven afectados el futuro de nuestro país, es decir, la niñez y los adolescentes y con la seguridad alimentaria en los colegios, donde hacen desastre, situación que todos tenemos conocimiento, queda uno sin palabras con las cosas que se ven frente a este tema.
Esta pelea tenemos que darla todos porque no puede ser que una minoría se robe los dineros del erario público, denunciemos cualquier irregularidad, tengamos valentía y defendamos nuestros derechos e intereses, porque nos están pintando la cara en Colombia, seamos veedores de todas las obras, de todas las actividades que realiza las administraciones de turno.
Hasta cuándo de esta situación, ya no más lobos disfrazados de ovejas.