Todos nos alegramos con los triunfos de nuestros deportistas, también sufrimos cuando no les va bien.
Nairo, Falcao, Caterine, Egan, Mariana Pajón, Farah, Cabal y Urshela, por mencionar algunos nombres, son nuestros mejores embajadores ante el mundo. Han logrado destacarse gracias a su disciplina y constancia, pasando momentos difíciles en sus vidas antes de triunfar y consagrarse como estrellas del deporte mundial.
No es poca cosa ser campeón de una gran vuelta, ganar dos gran slam en el tenis, ser campeona mundial de salto, de bicicrós, jugar en los mejores clubes de futbol del mundo, llegar a grandes ligas, máxime cuando nuestros deportistas no cuentan con el apoyo del gobierno, que solo viene a condecorarlos después de alcanzar la gloria.
Puntualmente quiero referirme a James Rodríguez, el talentoso jugador de futbol que desde niño sonó con jugar en el club más importante del mundo, el Real Madrid, y lo logró después de un brillante Mundial en Brasil 2014 donde fue el goleador del torneo.
Después de deslumbrar al mundo con su magia en ese mundial, llegó a la Casa Blanca donde de la mano del técnico Carlo Ancelotti brilló en el primer año, ganándose un lugar fijo en el once titular. Después, por diversas circunstancias, entre ellas lesiones y cambio de técnico, bajó su rendimiento y comenzó una etapa difícil con Zisou que condujo a su salida del club y su paso al Bayern de Munich.
En el Bayern no fue constante su rendimiento y también lo persiguieron las lesiones y diferencias con el técnico. Estuvo dos temporadas y fue campeón de la Bundesliga con el equipo alemán.
De vuelta al Madrid, otra oportunidad le da el destino para triunfar definitivamente en este equipo, pues está en deuda, ya que de un jugador de su clase siempre se espera más.
Parecía inevitable su traspaso al Nápoles, Zidane su técnico dijo que no lo quería, el Atlético del Cholo lo pretendía, pero nada de esto se dio. Finalmente se quedó y creo que para triunfar –todo así lo indica–, hasta un cambio de su actitud ha mejorado la relación con su técnico; es que lo que es pa’ uno llega y este es el momento de James para consagrarse definitivamente en el Madrid como uno de los mejores jugadores que haya pasado por ese vestuario, si él se lo propone, porque talento de sobra tiene aún para dar y llevar al Madrid a conseguir títulos en de liga y la Champions.
Carismático y con buena aureola James goza del aprecio de sus compañeros, la afición del Bernabéu lo idolatra, la prensa española lo respalda, solo falta que él haga lo que de él se espera: que la rompa. Los astros se alinearon a su favor pues todo presagiaba que James se iría del Madrid, pero su buena estrella lo ha traído de vuelta al club de sus amores, donde merece estar y del que James jamás debió irse. “Lo que es pa’ perro no se lo come gato”, decía mi abuela y James volvió para quedarse y triunfar.
Ahora que Colombia estrena Ministerio del Deporte esperamos que el Gobierno convierta el deporte en una política pública que incentive su práctica masiva, con más escuelas de formación, entrenadores y formadores, para que nuestros talentos cuenten con el apoyo oficial y sean pulidos desde niños, y surjan más James en el futbol y más campeones en otras disciplinas deportivas.