No cabe duda que al parecer los guajiros cada vez nos acercarnos más al filo de un precipicio como consecuencia del desprestigio generalizado por sus últimas administraciones gubernamentales.
Por fortuna o más bien desafortunadamente en tiempos electorales surgen los que pretenden hacernos creer con sus discursos que son los mesías que sacaran al Departamento del abandono y la pobreza en el que se encuentra sumido, pero al final resulta que el aclamado cambio no es más que un espejismo y que los supuestos cambios son como dice el dicho “el remedio sale peor que la enfermedad” y como consecuencia la situación empeora cada vez más.
Mi intención con esta reflexión no es hablar de forma negativa ni desprestigiar más de lo que ya se encuentra el Departamento, pero la realidad es que aquí no ha quedado títere con cabeza y políticamente el resultado ha sido un sancocho de cultivo para supuestos personajes políticos mesiánicos, y los habilidosos populistas que pretenden siempre sacar lo poco que queda de los recursos de nuestro territorio.
Es preocupante que hoy en día la gente ya comenzando a dejar de creer en la justicia colombiana, en los políticos, en los militares en sus gobernantes, incluso en los medios de comunicación.
Hago la aclaración que no trato de lanzar voces apocalípticas, ni vaticinio de lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones del que veo un futuro no muy claro, por el contrario he decido expresar mi opinión convencida de la capacidad que tenemos los guajiros para poder hacer parte del cambio de este momento por el cual atraviesa nuestro territorio y superarlo con el esfuerzos de todos los colectivos, con las debidas exigencias ciudadanas, respuestas institucionales y madurez democrática.
Es realmente necesario que desde ya comencemos a promover y visibilizar los buenos ejemplos buscando una buena una articulación con los líderes virtuosos, mirando hacia el futuro, en los diferentes sectores con el fin de identificar causas.
Todavía estamos a tiempo de poder hacer algo porque de continuar en la situación en la que nos encontramos de indecisión y de rumbo sin definir políticamente muchos se hacen la pregunta ¿y ahora en quién vamos a creer?