Arropado bajo mi formación politológica me permito realizar un análisis sobre la situación política del departamento de La Guajira.
Desde luego que esta mirada la realizo en el actual momento. Esto es, observar ordenadamente el contexto del proceso electoral. Para el efecto recurriré a un análisis comparativo con los demás departamentos de la región caribe. Ello implica examinar su dirigencia, estructuras de poder y capacidades para hacer efectivo su propuesta de desarrollo, seguido de una revisión de las posibilidades futuras. Esta reflexión ambiciosa no cabe en este escrito.
Pero puedo enumerar algunas manifestaciones asociadas a los procesos políticos. Primero, en La Guajira no hay un grupo dominante y hegemónico que asegure un control del conjunto de la institucionalidad, pero si existe el interés de sectores que contienenesa intención y se sirve e aliados circunstanciales para lograrlo, lo cual erosiona sus proyectos de gobernabilidad. No puedo determinar su posibilidad de éxito o fracaso. Entretanto, los demás departamentos contienen grupos consolidados de poder, en caso de Atlántico, Cesar y Magdalena, en las elecciones para gobernador no se sucederán sorpresas – y esto tampoco es que sea bueno-.
Segundo, en la mayor parte de los departamentos mencionados existe dentro de su clase política, una actitud de identidad y de pertenencia territorial, que incrementa la necesidad de mantener estabilidad, aceptación y legitimidad. Entretanto, en La Guajira se ha evidenciado una gran dependencia de obtener el poder recurriendo a las instancias judiciales o recurriendo al aparato judicial para mantenerlo. Restando legitimidad y posibilitando que figuras ocasionales ocupen los puestos de dirección gubernamental.
Esta tendencia ha erosionado el poder, gobernando con improvisados gabinetes y aumentando la capacidad de maniobra de la Asamblea Departamental, ocasionando serias fallas a la normalidad departamental. Esta tendencia hacia el futuro continuará y solo favorece los bolsillos de los abogados y de sus poderdantes en caso de ser beneficiados.
Tercero, La Guajira carece de un senador electo, este vacío origina una relación asimétrica, pero esencialmente la hace endeble, frágil y le resta voz y participación en el escenario nacional. Esta hecho fue causado por la inercia de muchos dirigentes que prefieren dignidades inferiores o se no se aventuran por temor o desconfianza en su base electoral, -604.889 ciudadanos-convicción errónea, pues matemáticamente se pueden lograr al menos dos(2) curules en el senado jurisdicción nacional y una(1) en la jurisdicción indígena.
Puedo precisar que muchas casas políticas departamentales han apoyado a candidatos al Senado de otros departamentos. Esta condición genera sumisión, subordinación e intervención. La Guajira política no quiere ser soberana, “chupa rueda”, no promueve el consenso social, ni pretende la integridad territorial.
Por esta razón, las relaciones no se dan en sentido de igualdad, sino de superioridad ysuspicacia. Prefiere que otros le den razón y no los propios, esto se evidencia inclusive en muchas organizaciones sociales. En términos kantianos se prefiere la minoría de edad, no pensar por sí mismos, no actuar por sí mismos, y no crecer por sí mismos. Esto se expresa inclusive en los funcionarios subalternos del nivel que nacional que visitan el Departamento.
Cuarto, los demás departamentos pueden tener igual o mayor pobreza o miseria, pero solo La Guajira ha sido demandada, connotada y estigmatizada. Y quienes deberían defenderla, reculan, se esconden y se extinguen, atendiendo sus intenciones personales y burocráticas. Es un cálculo de intenciones e intereses.
Quinto, La Guajira la caracteriza una pobre institucionalidad, no como resultado de carencia de profesionales de alto nivel, capaces y serios, no como incompetencia, pero si como resultado de una decisión política, se quiso configurar un departamento ineficaz, atávico y patrimonial, y se logró.
Puedo citar el caso de la desperdiciada donación de equipos que hizo la GTZ a la Gobernación de La Guajira. Como puede corroborarse en este contexto no se hace posible la democracia, sino una lucha personalista almibarada y vanidosa, en medio de grandes problemas sociales y necesidades, que no permitirá la solución de las problemáticas, el desarrollo y la grandeza de nuestra amada guajira