Hay que preguntarle a los que dicen que en Colombia no se puede pensar diferente, ¿sobre qué no se puede pensar diferente?
Ya que con esa expresión han enredado un buen tiempo a muchos sectores de la población, como si en el país existiera una dictadura que impusiera el pensamiento político único, so pena de ser torturado y asesinado, como sucede en los regímenes comunistas de Norcorea, Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc. Por lo tanto es paradójico esbozar que no se puede pensar diferente, cuando no hay claridad ideológica, en lo referente a la esencia de las doctrinas que se enfrentan. Sabemos muy bien que en Latinoamérica los dirigentes marxistas son especialistas en explotar los resentimientos pretéritos de una parte de la población, para sus fines estratégicos burocráticos, siguiendo la cartilla del escritor uruguayo Eduardo Galeano, quien fue el autor de “las venas abiertas de América Latina” de la misma manera la soflama de que “no se puede pensar diferente” le hace el juego a la patraña comunista para ir minando la democracia.
La manoseada frase en mención, utilizada por sectores de la llamada izquierda, perfectamente se podría cambiar por: “en Colombia no existe el debate fecundo de las ideas” y también tendríamos que preguntar ¿qué es eso de pensar diferente? Porque tanto el fascismo, el nazismo y el marxismo son doctrinas totalitarias que piensan y actúan diferente a lo que conocemos como la democracia liberal.
En el país a los militantes comunistas cuya doctrina es responsable de haber propiciado el conflicto armado de más de 5 décadas, que produjo 8 millones de desplazados, cerca de 300 mil millones de dólares en pérdidas y 250 mil muertos, hay que recordarles cuantas veces sea necesario, que las bandas armadas marxistas fueron creados para tomarse el poder mediante la violencia terrorista, pero casi nunca a esa doctrina absolutista se le ha hecho una confrontación ideológica seria por parte de las elites políticas que han gobernado a Colombia. Entonces, cuando se dice que no se puede pensar diferente, eso no aplica, pues poco o nada se ha debatido sobre la esencia y el componente ideológico del comunismo totalitario, causante de grandes las aflicciones que ha vivido Colombia en las últimas décadas.
Se piensa diferente cuando hay una lucha ideológica y dialécticamente se resuelven las contradicciones, pero para el caso de Colombia la degradación del conflicto lleva a situaciones calamitosas, en donde la lumpenización del enfrentamiento adobado por el narcotráfico no ha permitido dilucidar de manera clara la catástrofe vivida; sin embargo los cabecillas guerrilleros han justiciado su accionar terrorista con un discurso miserabilista en donde también falazmente argumentan que han sido perseguidos, “por pensar diferente”, cuando eso es una treta para justificar la sublimación que han hecho de la violencia.
Pensar diferente, no ha sido una dificultad desde el punto de vista ontológico en Colombia durante las últimas décadas, pero los que mencionan ese exabrupto, son los primeros en eludir el debate ideológico cuando unos pocos se lo plantean, porque en la mayoría de los casos pertenecen al marxismo, que como lo hemos dicho en anteriores oportunidades: es una simple patraña criminal y burocrática de engaño a los pueblos, que se ha basado en la violencia y la mentira para sobrevivir hasta nuestros días.