En ningún otro momento de la historia general del municipio de Villanueva se habían vivido tan difíciles momentos sanitarios, políticos, económicos, sociales y administrativos. Es decir, casi todas las esferas vitales y dinámicas de la sociedad villanuevera están alteradas e indiscutiblemente cada una tiene sus razones.
Pandemia dejándonos dolor y muerte, los contagios, la enfermedad y las complicaciones desbordadas, revocatoria del mandato municipal en curso, vigente y caliente dentro del sentir del pueblo, disputa y reclamaciones entre la actual y la pasada administración municipal por la apropiación y defensa de sus gestiones, que han polarizado más nuestra comunidad, alta pobreza monetaria, escasez en la generación de trabajo y dificultad para la consecución del mínimo vital que se refleja en el atraso del pago de los servicios públicos de la gente, de las mensualidades de los colegios y muy difícil la obtención de alimentos para la familia, etc.
Hay un sentimiento de tristeza, condescendencia y casi lástima al interior de la población por lo que estamos viviendo, que se siente, y desafortunadamente algunos creen que solo tomando trago, parrandeando o celebrando se pueden subir los ánimos a pesar de los fallecimientos de amigos, vecinos y familiares, la falta de autoridad, la inseguridad rampante, robos y atracos, deterioro del servicio de alumbrado público, la movilidad y tránsito sin control, nos están poniendo a padecer emocional, mental, psicológica y físicamente.
Yo también comparto y apoyo el llamado de solidaridad entre los villanueveros pero esto se debe liderar, deben haber gestos y acciones que inspiren, que ayuden a motivar y esto puede venir de lo Institucional, de la comunidad organizada como juntas de acción comunal, empresas, organizaciones y fundaciones presentes en el municipio para que la comunidad en general lo vea, lo acojamos y sigamos los buenos ejemplos y las buenas acciones.
No podemos mantenernos en la confrontación inútil pero es primordial que se entienda que defender lo indefendible y justificar lo erróneo no es un buen formato de unión, y que criticar constructivamente no es ataque, no es incitación. No puede asumirse que los que piensan distinto o hacen observaciones respetuosas que pueden ser base del mejoramiento o hacer parte del cambio que necesitamos, sean los culpables de todas o muchas de las situaciones que nos están causando esa tristeza, esa frustración y desesperanza.
Debemos unirnos bajo principios cristianos de sinceridad, respeto, aceptación de diferencias y valorándonos todos, y sin creer que uno solo lo puede todo, y no debemos segregar a los demás.