La semana pasada, con ocasión de la visita de la vicepresidente de la República, se hicieron anuncios que de concretarse, sin dudas contribuirán a crear las condiciones necesarias para coadyuvar al desarrollo económico y social de La Guajira.
Entre otros se destacan la ratificación de los recursos financieros del Gobierno nacional y departamental para la realización de la pavimentación de la vía Uribia – Puerto Bolívar, facilitando la conectividad con el Cabo de la Vela, Nazareth y toda el área más septentrional de Colombia que cuenta con un extraordinario atractivo turístico. De igual manera, se destaca la vía La Florida – Cuestecita – San Juan, y la recuperación de la vía al Sur de La Guajira, lo que facilitará una mejor conectividad con el Cesar y el interior del país.
Son anuncios que nos dan esperanzas. Con una mejor infraestructura vial se impulsará el fortalecimiento de las actividades comerciales, agropecuarias, industriales y turísticas, lo que se reflejará en mejores oportunidades de ingresos y empleo. Pero se requiere más atención e inversiones del Gobierno nacional que dinamicen el desarrollo sostenible, creando condiciones propicias para involucrar a inversionistas del sector privado con toda su capacidad de liderazgo y gestión que lo caracteriza. La terminación de la represa del río Ranchería es solo una muestra de los proyectos que deben priorizar con urgencia para aprovechar su potencial.
Es urgente que en La Guajira nos preparemos para un escenario económico y social sin la actividad minera que hoy existe y cuyo pronóstico de continuidad no es de larga duración. La huelga en Cerrejón nos está enviando un mensaje de alerta al respecto.
Según el Dane, el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, el valor monetario de la producción de bienes y servicio de La Guajira tuvo un crecimiento negativo, equivalente a -0.8% durante 2019. La explotación de minas y canteras, con una participación porcentual de 38.9% del PIB de La Guajira durante 2019, también fue menor al 45.4% registrada en 2018. Las principales causas de ese crecimiento negativo de este sector están asociadas a las operaciones del Cerrejón. Se puede anticipar que la huelga y la pandemia traerán como consecuencia un mayor impacto negativo en el PIB de La Guajira del 2020.
La pregunta que debemos contestarnos, con la ayuda del Gobierno nacional y departamental, de nuestros dirigentes políticos y empresariales, es: ¿Cómo vamos a compensar, en corto y mediano plazo, esa menor producción de bienes y servicios en La Guajira, evitando una mayor profundización de la crisis social y económica de este territorio?