La entidad prestadora del servicio de salud solicito su retiro ordenado del Sistema General de Seguridad Social en Salud debido a problemas financieros y operativos. En lugar de permitir la salida de esta aseguradora, que cuenta con más de 5.4 millones de afiliados, la Supersalud optó por establecer mesas técnicas que permitan fortalecer la atención y garantizar los derechos fundamentales de los usuarios.
El anuncio de la Supersalud llega en un momento crítico para el sistema de salud colombiano. El pasado 28 de mayo, EPS Sura comunicó su intención de retirarse voluntariamente, alegando inviabilidad financiera. Según Juana Francisco Llanos, presidenta de Suramericana, esta fue “la decisión más difícil” en la historia de la compañía. La aseguradora reportó pérdidas netas por más de 360 mil millones de pesos entre 2022 y 2023, y proyectó pérdidas cercanas a los 500 mil millones de pesos para 2024. Además, no cumple con el indicador de patrimonio adecuado, situación que llevó a la compañía a anticiparse a un posible colapso como el experimentado por otras entidades.
La decisión de retiro se planteó como una medida responsable para evitar mayores impactos en el sistema. La entidad propuso un plan de transición que garantizara el traslado ordenado de sus afiliados y el cumplimiento de sus obligaciones con proveedores y prestadores de salud.
A través de mesas técnicas, se definió un cronograma de compromisos orientados a fortalecer la prestación de servicios de salud y garantizar la sostenibilidad operativa de la EPS. La Supersalud ejercerá una vigilancia estricta y permanente sobre el cumplimiento de estos acuerdos, priorizando un acceso digno y oportuno a los servicios de salud para todos los afiliados.
La aseguradora deberá reforzar su red de atención médica y especializada, asegurando la calidad y continuidad en la prestación de servicios. Este enfoque busca no solo estabilizar la operación de SURA EPS, sino también preservar la confianza en el sistema de salud.