Han transcurridos 14 años desde que se inauguró la presa de El Cercado en el sur de La Guajira, primera fase del Proyecto Multipropósito del río Ranchería y desde entonces allí permanecen embalsados 180 millones de metros cúbicos de agua, sin que se avance en la segunda fase que contempla dos distritos de riego, el de El Ranchería y el de San Juan del Cesar, para irrigar 18.000 hectáreas, una pequeña central hidroeléctrica, con capacidad de 20 MW y el abastecimiento de agua potable para 8 de los 15 municipios del Departamento. Hemos sido reiterativos al demandar de los sucesivos gobiernos la ejecución de esta segunda fase, para que este proyecto deje de ser el más escandaloso y costoso elefante blanco en el país. Allí están enterrados $637.369.4 millones!
En febrero 26 de este año llamamos la atención de la Agencia de desarrollo rural (ADR) y del presidente Gustavo Petro, al enterarnos de que el contrato con la firma OR Construcciones Ingenierías S.A.S para administrar, tener el control técnico, la operación y el mantenimiento de la infraestructura de la presa de El Cercado con el fin de garantizar la preservación y mantenimiento de los costosos equipos allí instalados, en condiciones de seguridad, había terminado el 15 de diciembre del año pasado y no se había renovado. Y ello, a pesar del requerimiento al respecto por parte del Director Ejecutivo de Corpoguajira Samuel Lanao.
Manifesté, entonces, mi preocupación por el hecho de que “desde entonces las instalaciones y la presa de El Cercado misma están al garete, sin quien las administre, opere y mantenga, poniéndolas en alto riesgo de una contingencia. Cabe advertir que allí están instalados equipos y accesorios críticos que ameritan una operación especializada para garantizar su normal funcionamiento, entre ellos, a guisa de ejemplo, las válvulas de fondo Howell Bunguer, las cuales requieren maniobras constantes con el fin de garantizar su normal funcionamiento y conjurar oportunamente fallas que puedan comprometer su operatividad. Lo propio puede decirse con respecto al funcionamiento de la planta eléctrica que proporciona el fluido eléctrico que requieren”.
Advertimos, además, que “la presa de El Cercado y el agua allí embalsada tienen una dinámica hidráulica propia que requiere un estricto control y vigilancia con el fin de monitorear la corriente del río, cumplir a cabalidad el ´caudal ecológico´ exigido por Corpoguajira, así como con el suministro de agua cruda a los acueductos de Fonseca, Barrancas y Distracción. Cabe preguntarse hasta cuándo se va a prolongar esta situación de imprevisión e improvisación, rayana en la irresponsabilidad, que pone en alto riesgo la integridad de la Represa del Río Ranchería, hoy a la deriva, que compromete de paso su carácter multipropósito, que sólo se podrá materializar mediante la ejecución de la segunda fase de este proyecto aún inconcluso”.
En esas estamos ahora cuando debido a las altas precipitaciones el nivel de llenado del embalse pasó de 79.81% el 1 de noviembre al 98.28% el 12 de noviembre, lo que representa un aumento inusitado en tan corto tiempo. Ello llevó a la Dirección departamental de Gestión del riesgo y a la Agencia de desarrollo rural (ADR) a advertir a las poblaciones ubicadas aguas abajo en el área de influencia del embalse sobre el riesgo potencial, que a nuestro juicio es inminente, de inundaciones y avalanchas.
Afirma la ADR en un comunicado que la “operación de válvulas de descarga, así como el funcionamiento del vertedero de excesos, mitigan los efectos que puedan presentarse ante la ocurrencia de crecientes súbitas aguas arriba de la presa. No obstante, la alerta continúa, ya que el embalse se encuentra en el 100% de su capacidad”. Pero, cabe preguntarse cómo va a hacer para afrontar esta contingencia si a la fecha aún sigue sin contratarse la administración, mantenimiento y operación de la presa de El Cercado, por pura dejadez y negligencia. Estamos en las manos de Dios!